Los tiburones están de regreso en el cine. Con el cambio de milenio, el que se transformara en un antagonista de temer en la pantalla grande gracias a Tiburón (1975), quedó relegado a películas de clase B, muchas veces ni estrenadas en el cine convencional (como Sharknado). En el papel, Miedo profundo, que se estrena hoy en Chile, podría haber parecido otro intento para el olvido: el director Jaume Collet-Serra ha sido más exitoso en cintas de acción con Liam Neeson como Identidad y Non-Stop: Sin escalas, que en el terror (La casa de cera), y el único protagónico de la actriz Blake Lively en el cine había sido la criticada El secreto de Adaline, además de  la estética de comercial de celular de los tráilers levantó más de una ceja con respecto a cómo el concepto de una mujer atrapada en una roca contra un tiburón se podía extender por casi hora y media.

Aun así, la cinta se transformó en una de las sorpresas del cine en el verano estadounidense. Pese a sus modestos $17 millones de dólares en presupuesto, la película recaudó $76 millones de dólares en Norteamérica, y teniendo una buena recepción por parte de la crítica, con el sitio Rotten Tomatoes reflejando un 77% de buenos comentarios. “Miedo profundo trasciende el agotado género de los ataques de tiburones con emociones fuertes y una potente actuación de Blake Lively”, resume el sitio. La cinta sigue a Nancy, una joven que se encuentra vacacionando en una playa secreta de la que su madre le habló antes de morir de cáncer.

Lo que parte como un escape del luto que la aqueja se transforma en una pesadilla cuando es atacada por un tiburón, dejándola atrapada en una roca en medio del océano -solo acompañada de una gaviota que es el actor revelación de la temporada- con una herida que le impide intentar nadar a la orilla sin que el depredador sienta la sangre y vuelva al ataque. Por el enfoque que la cinta hace en aparatos como celulares y cámaras Go Pro, la crítica ya ha tildado Miedo profundo como la Tiburón de la generación millennial.