Histórico

Muere a los 83 años Robert Mulligan, director de Matar a un Ruiseñor

Tal como la parsimoniosa y discreta cadencia de sus filmes, Robert Mulligan nunca fue un cineasta amigo de las luces y la farándula. Por eso, su muerte, ocurrida el pasado viernes a los 83 años, lo encontró como un perfecto desconocido para muchos a pesar de contar con dos grandes e imborrables películas en su trayectoria: Matar a un ruiseñor y Verano del 42.

Especialmente el primer filme, un drama protagonizado por Gregory Peck en 1962, es considerado una de las películas más importantes de la historia del cine estadounidense y el personaje de Peck, Atticus Finch, recibió el honor en 2003 de ser elegido por el Instituto Americano del Cine como el mayor héroe del cine de todos los tiempos.

Mulligan recibió una nominación al Oscar como mejor director por este filme, pero más que los premios quedó en la memoria colectiva su brillante adaptación de la única novela de Harper Lee, considerada por los lectores -junto con El Guardián en el centeno-, las dos mayores obras literarias de EEUU.

Especialista en dramas de crecimiento existencial y a menudo ambientando sus filmes en la adolescencia, Mulligan fue un director sensible y preocupado de elegir los intérpretes adecuados. Prueba de ello son las cinco nominaciones al Oscar que lograron en filmes suyos actores como Mary Badham (la niña de Matar a un ruiseñor), Natalie Wood (Amores con un extraño), Ruth Gordon (La rebelde) y Elle Burstyn (El próximo año a la misma hora).

Formado en televisión, y compañero de generación de célebres directores como Sidney Lumet, Alan Pakula y Arthur Penn, transitó un camino más secundario que sus colegas, debutando en 1957 con Fear strikes out, con Anthony Perkins. Sus mejores momentos lo obtuvo en la década del sesenta con la citada Matar a un ruiseñor, Amores con un extraño y La Rebelde, para cerrar su mejor etapa con la nostálgica Verano del 42, una de las mejores películas sobre iniciación sexual que se hayan hecho en Hollywood, y que narra el amor platónico de un adolescente por una mujer adulta.

En sus últimos años, y en forma cada vez más espaciada, Mulligan dirigió el remake hollywoodense de Doña Flor y sus dos maridos, llamada Kiss me goodbye (1982), y cerró su trayectoria con un dato no menor: descubrir a la entonces adolescente Reese Whiterspoon en Verano en Louisiana (1991), cinta que retoma varios de los temas de Verano del 42.

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