Histórico

Museo de Berlín exhibe muestra indígena de Indonesia, México y Brasil

Obras en tres dimensiones, videoinstalaciones, fotografías y esculturas componen la muestra que comienza mañana.

El Museo Martin Gropius Bau de Berlín inaugura mañana la muestra "Los Trópicos. Miradas desde el centro del globo", que aglutina reliquias indígenas de países como Indonesia, México y Brasil y creaciones artísticas contemporáneas, en una mirada dual sobre esas regiones.

Composiciones multicolores en tres dimensiones, videoinstalaciones y fotografías desenfocadas compartirán espacio hasta el 5 de enero con esculturas aztecas del 1200 d.C., altares de sacrificio indonesios y vestimentas indígenas peruanas.

La exposición, organizada por el Instituto Goethe y el Museo Etnológico de Berlín, tuvo una primera versión en la que se exhibió la mitad de piezas en la capital alemana que pasó por Brasilia y Río de Janeiro y atrajo a medio millón de personas.

El presidente de la Fundación del Patrimonio Prusiano, Hermann Parzinger, destacó hoy en una rueda de prensa que la muestra "abre la puerta a un mundo fascinante" sobre el que se realiza un "amplio recorrido temporal".

Afirmó que la insólita conjunción de antigüedad y contemporaneidad de la exposición la convierte "en un experimento", pues permite "formular preguntas, delinear posiciones y, si es posible, ofrecer nuevas respuestas".

Explicó que los organizadores ya están preparando cuál será el próximo lugar de exhibición de la muestra, presumiblemente Sudáfrica, antes de que parta hacia Asia.

La muestra, que ha supuesto una inversión de 1,2 millones de euros (1,6 millones de dólares), incluye 200 objetos, además de las creaciones contemporáneas de unos cuarenta artistas, entre ellos los brasileños Walmor Correa, Adriano Domingues y Mariana Manhaes, los peruanos Fernando Bryce y Sandra Gamarra Heshiki y la española Pilar Albarracín.

La exhibición, que muestra tanto la visión europea de esas regiones como la que los ciudadanos autóctonos tienen sobre sí mismos, se articula en torno a temas como la naturaleza y el paisaje, el poder y el conflicto, la abstracción colorista, el sonido de los trópicos, el culto y el drama urbano.

La exuberancia de las cascadas de agua y junglas conviven con máscaras milenarias y esculturas totémicas que permiten atisbar la riqueza cultural de esas regiones en combinación con vídeoinstalaciones sobre fiestas populares y música indígena.

En "Culto a la oficina", los suizos Gerda Steiner y Jorg Lenzlinger recrean una profusa vegetación artificial suspendida del techo que transfiere su colorido a dos escritorios de trabajo, equipados con ordenadores, teléfonos y revistas, cubiertos de moho de color rosa.

Varios ejemplares de indumentaria indígena y telas andinas comparten sala con un inusitado vestido de novia, un velo y un collar elaborado a partir de preservativos y una falda con escenas sexuales dibujadas en ella, confeccionada por Daspu, una asociación de prostitutas de Río de Janeiro.

"Expresa la violencia y los abusos sexuales a los que están sometidos las mujeres en todo el mundo y, en concreto, en Brasil", explicó la directora artística de la Fundación Cultural Federal Alemana, Hortensia Völckens.

Esta ecléctica exposición permite incluso aunar ciencia y mitología a través de los lienzos del brasileño Correa que, cual manual de anatomía, disecciona el interior de personajes mágicos de Brasil como la ondina una suerte de sirena y el Curupira, un hombre de un solo ojo y los pies girados hacia atrás.

"Se trata de personajes mitológicos sobre los que ya hablaban los misioneros portugueses en el siglo XVI y en los que aún creen muchos pueblos de la Amazonía. Quise justificar científica y anatómicamente la existencia de estas criaturas", explicó.

"Los Trópicos. Miradas desde el centro del globo" tendrá hasta el mes de diciembre un programa paralelo de conciertos, proyecciones cinematográficas y conferencias que se desarrollará en el Cine Arsenal, el teatro Hebbel am Ufer y el Instituto Iberoamericano de Berlín.

Ahora, tras las ceremonias olímpicas, tampoco recibe el beneplácito de sus compatriotas. "Fue bonita y espectacular, pero no es lo que los chinos queríamos", asegura Huang, un fotógrafo pequinés, aunque reconoce que es normal que en el extranjero causara sensación.

Mientras arreciaban las críticas, la voluntad popular decidió "echar" a Zhang Yimou de los premios nacionales de cine, llamados "Plena Flor" y que este año celebran su 29 edición en Dalian (noreste de China).

Entre el 16 de abril y el 31 de julio, se pidió a los aficionados votar las mejores películas de los últimos tiempos, y su último filme, La Maldición de la Flor Dorada (2006), no pasó la selección y no estará en la ceremonia de entrega.

Los grandes escotes de la emperatriz y las concubinas en esa película muy poco habituales en la historia china y los colores fosforescentes de los escenarios dejaron mal sabor de boca a los espectadores.

Tampoco ayudan a arreglar la imagen del cineasta de Xian algunos incidentes menores recientes, como cuando fue acusado en la sesión anual del Legislativo y Consultivo de 2007 de plagio por no mencionar la novela en que se basó su último filme.

O que, también el año pasado, fuera acusado por los ecologistas de haber contaminado el famoso Lago del Oeste, en Hangzhou (este de China) durante los preparativos para un espectáculo al aire libre.

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