Néstor Ortigoza: "Pablo Guede debe manejar mejor los momentos, no ser tan arrebatado"

Néstor Ortigoza

Directo, como siempre, el paraguayo de San Lorenzo habla de su relación con técnicos que tienen estrecha relación con Chile. El mediocampista también aborda su duelo con Palestino por la Copa Sudamericana. Y no se anda con rodeos.




Hace rato que Néstor Ortigoza (32 años) es uno de los hombres que mejor piensa y ejecuta cada pelota en un fútbol argentino devorado por el esfuerzo, la presión y el exitismo. Lo difícil lo transforma en simple. A cualquier escena oscura le imprime claridad. Así se transformó en uno de los jugadores más importantes de la historia de San Lorenzo, simbolizado en aquel penal (experto en ese ítem) que significó la conquista de esa Copa Libertadores negada desde siempre. Era el cerebro de aquel equipo. Hoy lo es también en esta versión azulgrana que asombra con su juego y que se cruzará con Palestino, por la Copa Sudamericana.

Tiene otra ventaja el Gordo: también es un placer charlar con él. Como en la cancha, es nítido y abierto en su discurso. En este mano a mano con La Tercera, se confirma

¿Qué sabe de Palestino?

Hace un tiempo que se ve y se escucha que Palestino juega bien. Es un equipo al que le gusta jugar mucho, que le gusta presionar. Paulo Díaz nos contó algunas cosas. Intenta bastante salir jugando con los defensores. Tiene jugadores rápidos. Además, hace poco tiempo Palestino tuvo como entrenador a Guede, que nos dirigió a nosotros hasta hace muy poco tiempo.

¿La idea de San Lorenzo es jugarlo como una final?

Como lo que es: una final. Para nosotros es eso. Sabemos que vienen bien. Eliminaron a Flamengo en Brasil. Y el fin de semana golearon por el campeonato chileno.

Pero los candidatos son ustedes.

Eso lo dicen los de afuera. Sabemos que el partido no está ganado y no podemos relajarnos. Por eso lo tomamos como una final. Va a ser durísimo.

¿Apuestan a sacar una buena diferencia de local para ir tranquilos la semana que viene a la revancha en Santiago?

Ojalá podamos sacar una buena diferencia. Ojalá les ganemos 3 a 0 o 4 a 0, para ir a Chile a fumarnos un cigarrillo, jajajaja. Pero sabemos que eso es muy difícil en el fútbol de hoy, más a este nivel. Muchos creían cuando jugamos acá de locales contra La Guaira que lo íbamos a pasar con facilidad, pero fue muy ajustado y ganamos 2 a 1. Nos costó. Por suerte, allá en Venezuela, en la vuelta, lo aseguramos en el primer tiempo. Esta clase de partidos cuestan porque son finales y cualquier error se paga muy caro.

Recién mencionaba a Guede. ¿Qué recuerdo le dejó en su paso como técnico de San Lorenzo?

Me enseñó mucho. Aprendí mucho de Guede. Es un técnico que sabe, con gran carácter. También él, al ser muy joven, tiene mucho por aprender. Debe aprender a manejar algunas cosas, pero tiene un potencial enorme como entrenador.

¿Qué le enseñó puntualmente Guede?

Yo pensé que no podía jugar más adelantado. Creía que mi puesto era el de 5, el de mediocampista central. Pero él me sacó de esa posición y me hizo ver que podía jugar en otro lado. Yo terminé muy bien con Guede.

Pero una vez, cuando lo sacó en un clásico contra Huracán, usted se enojó bastante con Guede.

Y sí, pero siempre con respeto, eh. Lo que pasa es que no me gusta salir. Y cada vez que me sacan, salgo recaliente. No me importa que vayamos ganando 4 a 0 o 5 a 0. Siempre quiero estar en la cancha. Pero de ahí a plantearle a un técnico por qué me pone o me saca, hay una gran diferencia. Ellos toman decisiones, como nosotros en la cancha decidimos dar un pase corto o largo. Pueden equivocarse también, porque son humanos. Nosotros, los jugadores, tenemos que ayudarlo al técnico para que crezcan ellos y para crecer nosotros. Si les va bien a ellos, vamos a crecer nosotros.

Decía que Guede, al ser tan joven, tiene mucho por aprender todavía. ¿Hubiera sido mejor para él desembarcar en San Lorenzo un tiempo más tarde, con mayor recorrido y experiencia?

No, no creo. A Guede le fue bien en San Lorenzo.

¿Por qué, a pesar de un gran arranque ganándole una final por goleada a Boca, se desdibujó tanto y no logró consolidarse?

Porque Guede también tiene un carácter fuerte. Lo decía antes. Por ahí algunas cosas no le cerraban. Por eso digo que le falta un poquito más de experiencia, un poquito más de calma. Tiene una gran personalidad, va al frente. Eso uno no lo cambia, pero con un poco más de experiencia lo puede manejar mejor, de otra manera. Guede debe manejar mejor los momentos, no ser tan arrebatado. Igual, insisto: es un técnico que sabe muchísimo.

En su tono se advierte que todo los elogios no son de ocasión. Aparte de haberlo convencido de jugar en otra posición, ¿qué otros detalles lo asombraron de Guede?

Los trabajos que hacíamos. Laburaba muy bien. Me sorprendía en las prácticas. Todos los ejercicios eran diferentes día a día y muy intensos. Y llegábamos muy bien a los partidos. No se me hacían pesados los entrenamientos, me resultaban atractivos. También era un monstruo el profe, el español, no me acuerdo el nombre... Ellos dos eran los cerebros de todo.

¿Le gustaría cruzarse a Guede en Santiago, la semana que viene cuando vaya a jugar la revancha con Palestino? ¿Tomaría con agrado un café con él?

¡Sííí! totalmente. Yo no tengo problemas con él. Lo aprendí a querer a Guede. Es un loco lindo. Yo lo dije. Se puede equivocar, puede hacer mal alguna cosa, como todos. Pero yo terminé en una muy buena relación con él.

¿Será porque usted es muy frontal?

Yo creo que sí. Pablo no anda con vueltas y yo tampoco. No soy enroscado. Digo lo que me parece y listo. Cuando no me gusta algo lo digo, no ando con vueltas. Siempre con mucho respeto. Me gusta que sepan lo que pienso. Siempre con mucho respeto.

Pizzi también fue su entrenador. ¿Qué le destaca?

Yo arranqué como suplente con Pizzi, me gané el puesto, faltando cuatro fechas me sacó y en la final me volvió a poner. Ese día fuimos campeones contra Vélez. Pizzi era de hacer muchos cambios. Me gusta mucho el mensaje que baja. No tenía tanto diálogo por su forma de ser, pero jamás tuvimos problemas. Es su estilo. Yo hablaba más con el profe. El otro día, en Paraguay - Chile, lo fui saludar. Me nació, eh. Yo no soy un careta. Lo felicité porque venía de ser campeón en Estados Unidos con Chile.

¿Qué le enseñó Pizzi?

Que el puesto nunca está asegurado. Rotaba todo el tiempo. Pizzi me enseñó a contar hasta doscientos. Fue la primera vez que un entrenador me puso en el banco. Por dentro, yo siempre pienso en demostrarle al técnico que está equivocado si veo que duda o no me pone. Esa es mi fortaleza. Si te enojás se la hacés fácil al entrenador y al compañero que quiere ganarse lealmente tu puesto.

¿Ve a Chile en el próximo Mundial con este paso irregular en las Eliminatorias?

Chile hace varios años que viene muy bien. No es casualidad que haya ganado las últimas dos Copa América. Tiene grandes jugadores, en especial Valdivia.

¿Valdivia es su jugador preferido de la selección de Chile?

Sí, claro, el Mago Valdivia para mí es el mejor lejos. Me encanta.

¿Le gusta más Valdivia que Vidal?

Sí, sin dudas. No hay comparación. El Mago es el mejor jugador chileno que yo vi jugar. Es un fenómeno. Es un cerebro. Tiene la cancha en la cabeza. Mete bochas de gol. Es muy rápido de la cabeza. Un monstruo.

En el ránking de los técnicos que lo dirigieron, ¿en qué lugar ubica a Borghi?

Arriba de todos. El Bichi es el mejor técnico que tuve en mi carrera.

¿Por qué?

Porque me enseñó a jugar a la pelota, a pensar más, a no correr para todos lados, a ubicarme mejor. Yo era mucho de correr y meter. Borghi me acomodó. Me enseñó a tranquilizarme y a armar grupo. Si uno logra un grupo unido es mucho más fácil salir campeón. En Argentinos no peleábamos nada. Llegó él, empezó a hablar con simpleza y fuimos campeones. El Gordo es un fenómeno.

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