Después de años de especulaciones, el "dopaje tecnológico" llegó al mundo del ciclismo. La belga Femke Van den Driessche fue acusada de aquello en el Mundial de ciclo-cross. El motivo: un motor escondido en la bicicleta, presumiblemente en la caja del pedalier, en la parte baja del cuadro.

Este caso hace recordar otros insólitos casos de deportistas que han ocupado distintos elementos -tan burdos como ingeniosos- para hacer trampa. He aquí un breve recuento.

UNA CÁPSULA DE SANGRE

En abril de 2009, el rugbista Tom Williams, jugador de los Harlequins, se metió en la boca una cápsula que, una vez mordida, simulaba un chorro de sangre. Con esta supuesta lesión, buscaba ser sustituido por un compañero mejor preparado, en momentos en que todos los cambios estaban hechos (en el rugby se permiten cambios extra por lesión). Una vez descubierta la trampa, a Williams y al entrenador del equipo se los sancionó con tres años de suspensión.

ORINA FALSA

En septiembre de 2013, tras competir en una prueba nacional de 10 mil metros, el fondista italiano Devis Licciardi estaba bajo sospecha de doping pues siempre orinaba solo en los controles. Sin embargo, ese día el médico a cargo se negó a dejarlo solo. De esta forma, se produjo un insólito descubrimiento: utilizaba un pene falso -que guardaba en sus calzoncillos- con orina libre de sustancias ilícitas.

GUANTES CON YESO

El 16 de junio de 1983, Luis Resto derrotó en 10 asaltos al emergente Billy Collins Jr. Pero el triunfo fue sucio, pues el puertorriqueño quitó el relleno de los guantes. Esto provocó que Collins Jr. perdiera gran parte de la vista, por lo que el tramposo y su entrenador fueron encarcelados.

Años después de este episodio, se reveló que -como si fuera poco- Resto utilizó yeso sólido en su vedaje, para dañar aún más a su adversario, quien falleció semanas después de la cuestionada pelea en un accidente de tránsito.

EL INTERRUPTOR MAGICO

Boris Onischenko fue pentatleta ruso que participó en los JJOO de 1968, 1972 y 1976. En el último, en Montreal, se descubrió que en las pruebas de esgrima utilizaba un interruptor eléctrico en su florete con el marcaba tocados a sus rivales.

La sospecha de la trampa nació por los reclamos airados de los adversarios en los Juegos Olímpicos de 1976. Ellos se quejaban de sufrir puntos en contra sin ser tocados. Esto hizo que los jueces le requisaran la espada. Tras descubrirse la farsa, Onischenko fue descalificado.

Roberto "Cóndor" Rojas se autoinfirió heridas simulando una agresión. Con ello, se buscaba suspender el partido contra Brasil, válido por las eliminatorias rumbo a Italia 1990. La Selección Chilena dejó el campo por falta de garantías y de seguridad. Finalmente, el arquero fue castigado y el equipo nacional no pudo jugar las clasificatorias rumbo a Estados Unidos 1994.