Histórico

Orquesta juvenil Simón Bolívar se despide de Salzburgo con una ovación del público

<p>La agrupación venezolana continuará su gira europea con presentaciones en varias ciudades más como Lucerna y Berlín.</p>

El prestigioso Festival de Salzburgo se convirtió anoche en una fiesta de la mano de los jóvenes interpretes de la Orquesta Simón Bolívar, que despidieron su paso por el certamen con un concierto que acabó con los músicos bailando en el escenario y el público ovacionándolos de pie.

El recital comenzó con el concierto en Do mayor de Beethoven para piano, violín y violoncelo, en el que parte de los miembros de la Simón Bolívar estuvieron acompañados por la magistral ejecución de la pianista argentina Martha Argerich, y los franceses Renaud y Gautier Capucon.

El numeroso público presente en el Grosses Festspielhaus de la localidad alpina acogió entusiasta esta primera fase y sus calurosos aplausos fueron premonitorios de los que sucedería tras la pausa.

En la segunda parte, ya con la orquesta al completo, los sinfónicos de la Simón Bolívar y el maestro Gustavo Dudamel interpretaron "Cuadros de una exposición", de Modest Mussorgsky, y terminaron de meterse al público en el bolsillo.

El carácter "in crescendo" de la obra del compositor ruso fue el vehículo perfecto para que los miembros de la joven orquesta sacaran a relucir la habitual fuerza que esgrimen durante sus actuaciones y confirmaran que con la música clásica también se puede hacer una fiesta.

Ya durante el ensayo de la mañana, el maestro Dudamel confesó en declaraciones a Efe que la clave para actuar es tener "adrenalina antes de salir al escenario".

Según Dudamel, "la manera de hacerlo es disfrutar". "Y los muchachos lo que hacen cuando salen al escenario es disfrutar", explicó el joven director, quien destacó que está "muy contento" por su paso por Salzburgo y que pese a la gran responsabilidad "la orquesta lo está haciendo muy bien".

Con esa premisa como filosofía, los más de 170 integrantes de la orquesta ejecutaron de forma rotunda "La gran puerta de Kiev", el pasaje final de la obra de Mussorgsky, y que sirvió precisamente para que la Simón Bolívar saliera por la puerta grande del festival.

La ovación en pie del público fue larga y calurosa y el propio Dudamel acompañó a José Antonio Abreu al escenario, donde público y músicos acogieron con una aclamación al fundador del sistema de orquesta juveniles de Venezuela y artífice de la Simón Bolívar.

Las evidentes ganas de diversión de los interpretes se contagió a un público que pidió más.

Los músicos respondieron con un mambo, ritmo poco habitual en la sala principal de uno de los más famosos festivales del mundo, pero que dejó encantado a los asistentes.

Luego, la Simón Bolívar atacó con algo tan austríaco como la "Marcha Radetzky" de Johann Strauss, y el público respondió cómplice al guiño acompañando la melodía con sus palmas.

Tanto, que el propio Dudamel tuvo que volverse para dirigir también al auditorio y marcarles el ritmo y el momento para sus palmadas.

Al final del recital los músicos bailaron con sus instrumentos y el público agradeció el espectáculo que fusionó calidad musical y frescura, y que mostró, como indicó Dudamel a Efe, que el sistema de orquestas juveniles venezolano supone "un renacer de la música académica y clásica".

Con su actuación de hoy, la sinfónica Simón Bolívar terminó su programa de conciertos como orquesta residente en el Festival de Salzburgo, donde se ha codeado con formaciones tan prestigiosas como las Filarmónicas de Viena y Berlín.

La orquesta actuará aún dentro de su gira europea en Lucerna, Berlín y varias ciudades más.

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