Un nuevo capítulo en la larga teleserie de la remodelación del estadio municipal Ester Roa Rebolledo se está escribiendo durante esta semana, luego de que la Contraloría General de la República objetara las butacas instaladas por la empresa Claro Vicuña Valenzuela (CVV) en el nuevo recinto.

En el informe de la revisión del contrato para las obras emitido por el organismo, se establece la incongruencia entre las butacas fijas o monoblock instaladas en el recinto penquista, y las abatibles comprometidas en el acuerdo firmado.

“Se pagaron alrededor de 52 mil pesos por butaca, y las que se instalaron son las mismas usadas en Valparaíso o en otras ciudades del país, que siendo generosos cuestan 25 mil”, comentó el concejal (RN) Joaquín Eguiluz. “Esto no es un problema administrativo, sino técnico, abalado por el informe de la Contraloría”, agregó.

Por este motivo, Contraloría indicó que “corresponde ajustar el contrato para evitar un enriquecimiento sin causa para la empresa e indica que la municipalidad debe evaluar la iniciación de procesos por eventuales responsabilidades administrativas”.

En la municipalidad de Concepción, en tanto, argumentaron que solicitarán a la entidad una reconsideración del dictamen anterior atendiendo a nuevos antecedentes, el que se hará efectivo dentro de los próximos días, ya que a su parecer el análisis es equivocado.

“Aquí hay una opinión de Contraloría, la cual nosotros vamos a responder como corresponde. Técnicamente responderemos lo que se nos ha enviado”, expresó el alcalde Álvaro Ortiz, precisando también que “no hay nada raro, hemos sido bastante serios y responsables, lo demostramos al momento de sacar adelante el estadio. Esperamos que con la respuesta que a más tardar tiene que salir entre el viernes o el lunes de la próxima semana a Contraloría en Santiago, aclarar las dudas que nos han solicitado”, indicó.

Ahondando en la observación del organismo,  Domingo Godoy, director de Construcciones de la municipalidad, explica que el inconveniente puede venir de una interpretación del acuerdo.

“Puede que nosotros cuando hicimos los descargos a la observación de Contraloría no hayamos sido claros respecto a la modalidad del contrato”, expresó.

Lo anterior, lo explica en detalle el director de Arquitectura de la región del Biobío y miembro del Comité Técnico Asesor (Coas) de la obra, Julian Corbett. El funcionario del MOP manifiesta que en este proyecto se llevó a cabo "un contrato a suma alzada de naturaleza especial, en cuanto se rige, entre otras normas, por el Decreto Supremo N° 108 del MOP, que se caracteriza por ser de pago contra recepción y en el que el proyecto que se contiene en la carta compromiso prevalece por sobre la oferta de la empresa. En esta carta compromiso se le señaló a la empresa CVV que no era aceptada la alternativa ofertada (butaca abatible) y se le solicitó mantener la solución de la carpeta cero de re-perfilar el estadio, obra que se requiere precisamente para mantener la butaca monoblock (fija)".

A modo de referencia, las butacas fijas utilizadas en la remodelación del estadio Bicentenario Nelson Oyarzún de Chillán tuvieron un costo de poco más de 20 mil pesos cada una, según consta en la cuenta pública del municipio chillanejo del año 2008.

Así, considerando los 31080 asientos requeridos para el Ester Roa, se genera un costo de aproximadamente 650 millones de pesos, cifra que pese a no contemplar los ajustes cambiarios, se encuentra muy alejada de los 1600 millones de pesos que cobró Claro Vicuña Valenzuela por las butacas utilizadas en el Ester Roa.