Histórico

¿Por qué tanto lío por el Nobel de la Paz?

Algunos lo consideran altamente politizado y otros afirman que es irrelevante. China también tiene su propia opinión.

El Nobel de la Paz es considerado por algunos como altamente politizado. Otros afirman que es completamente irrelevante. Sin embargo, ¿por qué se preocupa tanto China?

El portavoz de la cancillería china Jiang Yu declaró el martes que cualquier país que envíe representantes a la ceremonia de entrega del Premio Nobel a Liu Xiaobo, en Oslo, llevaba a cabo "una payasada".

A los ojos de China, el encarcelado disidente chino es un delincuente.  Su respuesta a la concesión del Premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo ha sido estridente e incesante.

Los premios Nobel puede que hayan perdido su brillo en China, pero no su atractivo.

En 1995, mientras recorría una librería en una ciudad provincial de China, me sorprendió ver un set de libros de varios volúmenes que comprendían obras representativas de cada uno de los premios Nobel de literatura desde su comienzo.

Muchas de esas figuras han sido olvidadas ya hace tiempo.

Sin embargo, esta colección, traducida al chino en su totalidad, era muy sintomática de cuán fuerte era el deseo en China, en ese tiempo, de que el país tuviera su propio auténtico ganador de alguno de los premios.

Y mientras algunos ganadores de antaño que eran descendientes de chinos recibían siempre una cálida recepción en su hogar ancestral, el gobierno puso un montón de esfuerzo y dinero para ganar uno de estos premios a fines de los 80 y principios de los 90.

El Premio Nobel de Literatura concedido al emigrado escritor chino Gao Xinjian, fue un poco apacible despertar.

Gao había escrito cosas nada de elogiosas para la China moderna y ni siquiera vivía ahí desde 1990.

Sus obras fueron condenadas por decadentes por parte de las autoridades.  Desde entonces, el apoyo a los Premios Nobel ha decaído.

HUMILLACION
No obstante, aunque en forma privada, el Premio Nobel, para cualquier disciplina, mantiene una extraordinaria resonancia en China.

Está vinculado a la modernidad, al reconocimiento global y a la excelencia intelectual y académica que el país ha tratado de lograr a través de sus políticas educacionales y económicas.

Que los líderes más altos del país hayan aprobado una arremetida diplomática total luego del triunfo de Liu Xiaobo podrá parecer sorprendente, pero ellos enfrentan un dilema.

Para muchos de los blogueros más nacionalistas, como Wang Xiaodong y los coautores del best-seller China no está Feliz, esta suerte de bofetada a mansalva de parte de una institución occidental admirada es exactamente el tipo de cosa contra la que más protestan.

"Seguimos vuestro consejo y nos modernizamos utilizando medios occidentales. Y luego occidente nos rechaza", reclaman Wang y sus colegas escritores.

La implicación es que Occidente "matonea" a una China que cada vez más juega el juego de la modernización, creado fuera de sus fronteras, para su propia ventaja.

El Premio Nobel, en su contexto, parece una forma de contención intelectual y rechazo.

Éste es considerado un intento deliberado de las élites occidentales para humillar y abochornar a China y sus actuales dirigentes, desafiando su legitimidad y autoridad.

En el fondo de todo esto está el hecho de que China, por lo menos en e registro de ganadores hasta ahora, no puede producir figuras públicas, escritores, economistas ni científicos reconocidos internacionalmente.

Todo lo que puede producir es disidentes de la mejor calidad.

El único laureado en la historia de la República Popular China que ganó el premio mientras todavía estaba en el país es un preso, encarcelado por 11 años el Día de Navidad, en 2009, por subversión contra el Estado.

"CHOQUE DE CIVILIZACIONES"

Pekín podría haber mostrado un máximo desdén, tal como lo hizo la Unión Soviética cuando Andre Sakharov recibió el premio, en 1977.

No se hizo comentario público, su familia fue autorizada a asistir a la ceremonia y el evento no recibió cobertura alguna en la prensa soviética.

Pero, para el gobierno chino, que siente un gran desdén por el proceder de sus ex hermanos en el socialismo en Rusia, éste no era modelo alguno.

Para ellos, después de haber puesto en práctica profundos cambios económicos y sociales en las últimas tres décadas, el continuo rechazo de Occidente a celebrar esto y su insistencia en examinar sólo áreas problemáticas es un insulto.

Para bien o para mal, el diálogo se está endureciendo y acercándose al "choque de civilizaciones" que la capa de ex dirigentes chinos tales como Deng Xiaoping, en los 80, trataba de evitar.

Por esta razón, el Premio Nobel de la Paz de 2010 plantea muchas interrogantes de importancia. Por ejemplo, ¿qué fue lo que dijo Liu que alteró tanto a las autoridades chinas?
¿Por qué fue su respuesta final arrojarlo a una cárcel?
Hasta ahora, la respuestas del gobierno chino ha sido gritos de furia e intolerancia.

Sin embargo, tarde o temprano, tendrán que salir con algo más razonable como respuesta.

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