Robot realiza la primera radiocirugía en Chile para tumor benigno

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Una paciente se atiende con el robot de la Fundación Arturo López Pérez. Foto: FALP

Paciente aquejada de un tumor beningno en la base del cerebro recibió pionera terapia. Máquina tiene una precisión muy superior a radioterapias convencionales.




Este fin de semana se realizó una histórica intervención quirúrgica en Chile: la primera radiocirugía hecha por el único robot que puede concretar este tipo de procedimiento.

Se trata de un robot bautizado CyberKnife M6 de la Fundación Arturo López Pérez (Falp), el que operó mediante radioterapia a la paciente Audelina Venegas (45) que llegó desde Chillán aquejada de un tumor (glomus) globular izquierdo ubicado en la base del cráneo. Este le afecta los nervios vecinos provocándole desviación de ojo, atrofia en la lengua izquierda y sordera.

Si el tumor seguía aumentando su tamaño, existía la posibilidad de que apretara el tronco encefálico y le provocara la muerte por paro cardiorrespiratorio.

La decisión de elegir este robot antes que una cirugía tradicional se basó en la recomendación de más de cinco especialistas que le dijeron a Audelina que tratarse con una cirugía convencional podría traerle consecuencia graves, como la paralización de todo el lado izquierdo del cuerpo.

El tumor es de carácter benigno pero su ubicación -tronco encefálico- lo hace altamente peligroso. Aunque hay casos de tumores benignos que se pueden controlar con ejercicio frecuente, evitando el tabaco y manteniendo un peso saludable, no era el caso de Audelina.

Su única alternativa era entonces una intervención quirúrgica con el robot de Falp, que por su precisión, evita los riesgos de dañar órganos cercanos.

El robot está diseñado para detectar cuando el paciente se mueve, se duerme o tose, deteniendo la intervención para luego corregir la dirección de la radiación. "Es la única máquina que permite corregir la entrega de dosis durante el tratamiento", explica Loreto Yáñez, radiooncóloga y neurocirujana de Falp, que encabezó el proceso.

La experta explica que a la paciente se le colocó una máscara plástica que inmovilizó la cabeza, se le puso en la camilla de tratamiento y luego se calculó la zona a irradiar.

"Tomé la enfermedad como una bendición. Me ha permitido ver con claridad muchas cosas que antes no veía, ya que todo fue muy repentino. Es una tremenda oportunidad y éstas no se dan dos veces en la vida", dice Audelina.

El tratamiento se realizó en tres sesiones de una hora cada una en el lugar en que está ubicado el tumor. La elección de tres sesiones se debe a que si recibe alta dosis de radiación en sólo una sesión podría causar secuelas más que beneficios.

La radiocirugía fue ambulatoria y no fue invasiva, no necesitó hospitalización ni tampoco anestesia. En el caso de Audelina, se le aplicó un sedante suave porque padece un leve nivel de ansiedad, no obstante, en otros casos no sería necesario.

El efecto que tiene la radioterapia es que "el tumor va dejar de crecer y su tamaño se va a reducir", explica Loreto Yáñez.

La intervención fue supervisada por el doctor español Kita Sallabanda, experto en neurocirugía y presidente de la Sociedad Española de Radiocirugía.

"Estos casos son muy raros en el mundo. Queremos hacer posible este tratamiento porque es un caso realmente excepcional" explica.

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