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Terapia cráneo-sacral ayuda a tratar la ansiedad, además de problemas físicos y emocionales

Este método curativo tiene como objetivo buscar un equilibrio en el cuerpo y el trabajo principal lo debe hacer el paciente. 

Los problemas físicos, tanto óseos como viscerales, el estrés, la ansiedad, el dolor de espalda o el insomnio, son tratados por la sicóloga española María Jesús Gil, a través de el método cráneo-sacral, una terapia curativa implantada en España hace diez años.

Gil Vera utiliza sus manos para los tratamientos, además de la terapia cráneo-sacral, otros como la manipulación visceral y la liberación somato-emocional, con el objetivo de buscar un equilibrio del cuerpo. Pero el trabajo "fundamental lo debe hacer el paciente, que tiene que sentir, mirar su interior, para encontrar la causa de su malestar".

TERAPIA CRANEO-SACRAL

En esta terapia, en la que el paciente se pone en la camilla y se "deja hacer", hay personas que "ven claramente su problema; reviven el momento en el que este se inició (a veces en la infancia) y que, con la edad y con más información, tienen más posibilidades de ordenar", dice María Jesús Gil.

El terapeuta es "respetuoso" y la respuesta es normalmente inmediata; el paciente se da cuenta a través de las sesiones del origen de su problema; una caída olvidada, un susto, un duelo no superado o escondido que, con el paso del tiempo y la experiencia adquirida, la persona puede afrontar, aliviar el dolor y apartarlo de su vida", explica la sicóloga española.

Es el propio interesado el que ordena, el que dirige su trabajo y en un corto espacio, en un promedio de tres sesiones, la persona ya sabe si la terapia se adecua a su problema, que puede ir desde una ciática, vértigo, dolor de espalda, neuralgia, o una atrofia del túnel carpiano que afecta a un nervio y que es muy común en personas que realizan movimientos repetitivos de la mano y la muñeca, como escribir en un teclado.

PACIENTES

María Jesús Gil, que trata también a enfermos de cáncer y Sida, califica de "sorprendentes" los resultados y afirma que los tratamientos ayudan a que los pacientes desdramaticen su situación, disminuye su ansiedad y ven nuevas y distintas opciones de vida.

Gil Vera comenzó a trabajar con estas terapias después de sufrir una migraña acompañada de síntomas de trombosis por las que fue hospitalizada durante 21 días. "La situación era tremenda - recuerda- con cuatro hijos pequeños, y sin poder ni siquiera caminar".

Un familiar la llevó a un experto en tratamientos alternativos en Granada (España). El osteópata José Luis Pérez Batell la sometió a terapia cráneo-sacral, investigada en Estados Unidos por John Upledger, cirujano e investigador clínico, que a través de su experiencia y, en una operación quirúrgica "sujetando las meninges de un paciente", apreció los movimientos del líquido cefalorraquídeo. "Yo, en cinco sesiones, no caminaba, corría".

Para Gil Vera, que lleva una década con la práctica de estos tratamientos del cuidado de la salud, afirma que "es muy sencillo, se trata de encontrar ese movimiento, ese ritmo y ayudarle -con mucho respeto- a volver a su orden natural".

La terapeuta se dedica ahora, después de muchos cursos de formación, tanto en España como en Estados Unidos, a mejorar los males de personas a las que la medicina tradicional alarga, a veces de forma innecesaria, tratamientos e ingesta de medicamentos, así como a pacientes diagnosticados como crónicos.

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