The Globe, los discípulos de Shakespeare, trae a Santiago Mucho Ruido y Pocas Nueces
La compañía en que participó el dramaturgo inglés vuelve al país con su célebre comedia de 1599. Dirigida por Max Webster, se presentará el 9, 10 y 11 de octubre en el teatro del CA660.

Cumplidos los 40 años, William Shakespeare parecía decidido a sacudirse la sombría influencia de Christopher Marlowe y el peso de la tradición del drama romano y medieval. El siglo XVII estaba a un paso, y el dramaturgo inglés daba inicio, según quienes han estudiado en detalle las 37 obras de teatro que alcanzó a escribir mientras vivió, a la segunda época de su futuro y perpetuo legado. Aunque duró apenas seis años, entre 1594 y 1600, hay quienes defienden a muerte la idea de que se trató de los más prolíficos de su vida.
Los dramas históricos, como Ricardo II, El rey Juan y Enrique IV, además de las tragedias de aprendizaje de Romeo y Julieta y Julio César, acabaron por convertirse en material irrenunciable para futuros directores y actores tras su muerte en 1616, a los 62 años. Pero hubo quizá otro puñado de obras de este periodo que con el tiempo sentenciaron cómo el humor debía pisar las tablas. Shakespeare las llamó altas comedias, aun cuando narraran amores y desamores cruzados por la lucha de clases y las ensoñaciones: en Sueño de una noche de verano (1595-1596), El mercader de Venecia (1596-1597) y Noche de reyes, los versos del autor de Otelo se oyen más ligeros, el lenguaje parece menos forzado, y algo nuevo en sus personajes los hizo más humanos y cercanos al público aficionado.
En 1598, aparentemente sin ideas nuevas, Shakespeare escarba entre sus antiguos borradores hasta dar con uno que habría comenzado a escribir en sus años de juventud. La historia estaba centrada en Beatrice y Benedick, quienes viven un romance tormentoso, aunque envuelto en situaciones cómicas y dramáticas. El dramaturgo se relee a sí mismo y reescribe sus propias palabras: así termina por incluir a una segunda pareja -Claudio y Hero-, a quienes poco y nada les cuesta demostrar mutuamente su amor. Ambas parejas instalan sus ideas del amor, pero una fiesta termina por conciliar los conflictos. En 1599, cuando el autor termina de escribir, la titula Mucho ruido y pocas nueces (también traducida como Mucho ruido para nada), y además de convertirse en uno de los refranes más empleados (Much ado about nothing), derribó las fronteras idiomáticas hasta incrustrarse en la lengua universal.
Como suele ocurrir con las obras de Shakespeare, no hay absoluta certeza en torno a su estreno. Algunos estudios señalan que habría sido en el otoño o invierno de 1598. Otros, que fue durante la primavera de 1599. Las primeras presentaciones registradas, sin embargo, la sitúan en el invierno de 1612-13, cuando fue representada ante la Corte, durante la boda de la princesa Isabel Estuardo, hija de Jacobo I de Inglaterra, con Federico V.
Como haya sido, Mucho ruido y pocas nueces fue publicada en cuartillas en 1600 por los editores Andrew Wise y Aspley William, previo a la aparición de su versión extendida en 1623. En 1993, Branagh la llevó al cine, protagonizada por él mismo y Emma Thompson. Fue parte de la selección oficial del Festival de Cannes, pero no obtuvo nominaciones al Oscar. Fue el año en que La lista de Schindler acaparó toda la atención y las entregas de premios, por cierto. Pero ahora, a un año de conmemorarse cuatro siglos del deceso de Shakespeare, la compañía The Globe, el teatro que acogió al grupo Lord Chamberlain’s Men (donde el autor participó y montó numerosas piezas), volverá a Chile con la misma comedia romántica el 9, 10 y 11 de octubre, para presentarse en el CA660.
Será la segunda visita del clan a Chile. El año pasado, para los 450 años del nacimiento del dramaturgo, el 26 de abril de 1554, Bill Buckhurst y Dominic Dromgoole trajeron su propia versión de Hamlet en el marco de la gira Globe to Globe Hamlet, que se presentó en el Parque Inés de Suárez repleto de lado a lado. Esta vez, Max Webster es quien encabeza la reposición de Mucho ruido y pocas nueces que en los próximos días subirá al teatro de CorpArtes, protagonizada por Aaron Anthony y Emma Pallant.
“Hace cinco años viajé a Puerto Montt y quedé encantado con la ciudad y con conocer la rica cultura teatral que existe no solo ahí, sino en todo Chile. Por lo mismo, estoy feliz de poder presentar este nuevo espectáculo en Santiago. Espero que nuestra producción musical sea disfrutada por los diferentes públicos que asistan a verla, ya sean amantes de Shakespeare o novatos”, dice Webster.
El montaje debutó en agosto pasado en el Globe Theatre de Londres, y la crítica elogió su “brillante puesta en escena, minimalista y nostálgica; tan simple y festiva, que realza el texto de un maestro como los que ya no existen”, consignó Stage. Tras el cierre de su temporada, el 12 de septiembre, el montaje girará por Latinoamérica, en países como Uruguay, Brasil y Chile, donde será presentada en su idioma original, y subtitulada al español.
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