Histórico

Tres expertos enjuician la gira del Papa

El Pontífice culmina hoy la gira más larga de su papado. A ambos países, el Papa Francisco llegó como mediador en el restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana. La Tercera entrevistó al biógrafo Austen Ivereigh; a Alcibíades Hidalgo, ex jefe de despacho de Raúl Castro y a Thomas Reese, del National Catholic Reporter.

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¿Cuál es su evaluación de este viaje del Papa Francisco, que había generado muchas expectativas?

Creo que ha tenido un éxito enorme en el sentido que el Papa ha podido apelar directamente a los corazones de los norteamericanos y ha demostrado que su ignorancia del país no ha excluido su simpatía por ellos. Desde sus primeras palabras en la Casa Blanca, él hablaba de su condición de inmigrante. Yo estoy ahora en Filadelfia, pero estuve en Nueva York y el ambiente allí era muy acogedor, los neoyorquinos estaban encantados con el Papa, fueran católicos o no.

¿Cree que va a cambiar la visión crítica de sectores conservadores en Estados Unidos hacia el Papa después de la visita o no?

Para los que se resistían a su mensaje sobre el Medio Ambiente, tal vez su presencia no los ha convencido. Pero creo que lo que el Papa sí ha demostrado es que entiende a Estados Unidos, que su mensaje no se debe a ignorancia, sino a conocimiento y convicción. Los conservadores, en general, están conscientes del aprecio de la gente por él y eso ha hecho que las voces anteriormente críticas han sido mucho menos evidentes. Eso es bastante notable.

Con respecto a la visita a Cuba, hubo cuestionamientos por la falta de críticas más directas al régimen. ¿A qué se debe eso, según usted?

En Cuba, el Papa Francisco ha seguido la línea de sus antecesores, que es la línea de la Iglesia de Cuba, que consiste en no oponerse al régimen como tal si no apoyarlo en sus reformas, respetando la legitimidad esencial de la revolución, sin apoyar en nada el sistema comunista. El objetivo de la visita a Cuba ha sido no sólo apoyar y reforzar esos intentos de reforma si no también reforzar el proceso de apertura de Cuba hacia Estados Unidos y viceversa, que para el Papa Francisco es fundamental para la transición. Para ponerlo de otra manera, el régimen en Cuba sólo va a cambiar en la medida en que no se sienta amenazado por Estados Unidos.

¿Cómo vio la reunión del Papa con Fidel Castro? Llamaron la atención los regalos que le llevó el Papa.

Creo que ese es uno de los elementos más interesantes entre los Castro y Francisco. El Papa está tratando de recordarles a los Castro lo que era la revolución antes de que fuera comunista, en su origen nacional y popular. Ellos saben que Francisco como nacionalista latinoamericano se identifica con el deseo de Cuba de tener soberanía política y económica, y también saben que el Papa Francisco está preocupado por la exclusión de los pobres y por los problemas del capitalismo desenfrenado. Por supuesto, los Castro son comunistas y el Papa es católico, pero ha surgido un respeto mutuo.  Cuando Francisco se reunió con Fidel, además, le obsequió unos libros y uno de los libros era del padre Armando Llorente que había sido su profesor. El hecho de que ese jesuita español fuera expulsado por la propia revolución de Fidel Castro lo convierte en un hecho muy notable. Tal vez uno puede interpretar eso como un intento de Francisco, como pastor, de ayudar a Fidel a reencontrarse con su pasado.

Alcibíades Hidalgo, ex jefe del despacho político de Raúl Castro y ex Vicecanciller cubano: “Privilegió la neutralidad a una mirada crítica de Cuba”

En su opinión ¿Qué dejó la visita del Papa Francisco en Cuba?

Los tres últimos Papas han viajado a Cuba, una preferencia en la región solo igualada por Brasil que es el país con mayor número de católicos en el mundo. En las tres ocasiones ha habido un beneficio compartido entre la tiranía de los Castro y la Iglesia Católica. Juan Pablo II dejó el recuerdo de una frase que llamaba a que el mundo se abriera a Cuba y Cuba al mundo, un llamado que sólo se ha cumplido a medias. Del viaje de Benedicto XVI, como de su Papado, no ha quedado un recuerdo memorable. En el caso de Francisco lo más probable es que solo sobreviva su apatía hacia los opositores y la ausencia casi total de un mensaje crítico ante la realidad de la sociedad cubana. De los tres viajes papales este ha sido el más complaciente hacia el gobierno cubano.

Algunos sectores han cuestionado los mensajes poco críticos que pronunció en Cuba (ni una referencia al cambio político ni al embargo de Estados Unidos) ¿Comparte esa opinión? 

No es casual que la ruta escogida para este viaje haya ido de La Habana a Washington. Francisco parece haber privilegiado la neutralidad propia de un mediador a una mirada crítica hacia los problemas de Cuba, para los cuales prefirió, con gran decepción de los cubanos, mirar hacia otra parte. La autoridad moral que sin duda se ha multiplicado en su Papado pudo ser de mucho aliento para una oposición que asiste desarmada al reparto de la herencia del castrismo. Es cierto que ninguno de sus antecesores estrechó la mano de un opositor en tierra cubana, pero Francisco no solo no lo hizo, sino que luego declaró sibilinamente, desconocer arrestos que ocurrieron bajo su tranquila mirada. Para Raúl Castro, que vive el mejor momento de su mandato, con deshielo en Washington, acuerdo de paz en Colombia y viaje a Nueva York, un beneficio neto.

¿Cómo interpreta el gesto de que haya visitado especialmente a Fidel Castro?

El de un pecador que cede ante una tentación irresistible. Afortunadamente para Francisco, la curiosidad no es uno de los siete pecados capitales. No pude evitar encontrar la semejanza entre esta visita al mítico Punto Cero y aquella imagen de colegiala alborozada de la Presidenta Michelle Bachelet cuando hace seis años fue convocada finalmente ante la presencia del Máximo Líder. Se puede conversar en el Kremlin con Vladimir Putin sin luego acudir al Mausoleo de Lenin en la Plaza Roja. Pero allí no hay fotografías memorables.

En su discurso ante el Congreso de EE.UU., tampoco abordó el tema del embargo. Ya que él ha sido un mediador clave entre La Habana y Washington ¿Debería haber tratado ese tema?

La posición de la Iglesia Católica sobre el embargo es bien conocida. Excluirla de sus mensajes tanto en Cuba como en Estados Unidos es más bien un elegante distanciamiento de un asunto cuya suerte se da por marcada. Ya se ha insinuado que Washington se abstendrá en la ONU cuando en unas semanas se vote nuevamente una resolución casi unánime que reclama el fin de ese embargo. El tema pasa a ser un diferendo interno entre el Congreso y la Casa Blanca.

* Padre Thomas Reese, analista de la revista National Catholic Reporter:“Vino a desafiarnos y para ello habló de temas difíciles”

¿Cómo evalúa la visita del Papa Francisco a Estados Unidos?

Creo que ha sido fantástica. El Papa Francisco ha venido a Estados Unidos tanto como un pastor y como un profeta. Vino como pastor para orar con la gente, celebrar la eucaristía, predicar el Salmo. En este sentido, para él predicar el Salmo significa nuestra responsabilidad de amarnos los unos a los otros, y con especial énfasis a los pobres. Pero también vino como profeta para desafiarnos y para ello puso en el debate temas muy difíciles, especialmente el problema que existe con el cambio climático. Fue un asunto que trató en sus discursos con el Presidente (Barack Obama), en el Congreso y el viernes en Naciones Unidas. Este asunto es algo en lo que está comprometido y ha venido ejerciendo una fuerte presión, sobre todo cuando ha dicho que el calentamiento global no puede ser algo que se pueda traspasar a las generaciones futuras, por lo que es necesario hacer algo ahora. También se ha manifestado sobre los problemas que tienen los migrantes y los refugiados y que tenemos que ser más acogedores. Además, al igual que en otras ocasiones continuó hablando del orgullo de los pobres. Creo que fue tan maravilloso cuando después de que habló en el Congreso el jueves, se dirigió hasta un hogar de indigentes, el que era administrado por organizaciones de beneficencia católicas en Washington D.C. Creo que su visita ha sido muy fantástico.

El Pontífice ha recibido críticas de sectores más conservadores en Estados Unidos ¿Cree que esa visión cambió después de la visita que realizó al país?

Ellos no están contentos con lo que el Papa Francisco ha dicho sobre el capitalismo. El ha sido muy crítico con la Iglesia y el capitalismo. El ve el impacto negativo  que esto tiene en la globalización  y en la gente pobre. Así que, por otro lado, cuando realizó su discurso en el Congreso reconoció que mucha gente ha salido de la pobreza, que se ha hecho mucho progreso en este sentido, sin embargo, pese a ello, él siempre tiene presente recordarnos que no todos han logrado beneficiarse y que es extremadamente importante  luchar contra el círculo de la pobreza, porque existe gente que se encuentra atrapada en el ciclo de la pobreza, por lo que ellos también se deben ver beneficiados para salir de allí.

Durante su visita a Cuba, el Papa Francisco no fue crítico con el régimen ¿Por qué cree que decidió tomar esa postura?

Creo que el Papa, muy a menudo, adopta su postura de acuerdo con lo que los obispos locales le dicen que haga. En este caso, los obispos locales en Cuba, especialmente los cardenales sienten que las cosas están progresando en el país, que están mejorando, por lo que es mejor trabajar con el gobierno, para que se realicen  mejoras paso a paso.  Eso es una forma de hacer las cosas mucho más positivas que si, por el contrario, se realizaran denuncias en contra del gobierno. Y, de esa manera, mejorar cosas. Esas son una de esas elecciones difíciles que tienen que tomar los obispos y el Papa. Creo que en lo que se refiere a Cuba está siguiendo la senda de los obispos.

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