Histórico

Una monedita...

Nuestros vecinos de Argentina, en materia de calamidades económicas, han visto de todo. No se trata de tomarlo a broma ni mucho menos, pero hay que ver la mala suerte de los atribulados transandinos -para la cual hay unos cuantos culpables con nombre y apellido, por cierto- que realmente no es poca. Cuando no son corralitos, son amenazas de hiperinflación; si no es una crisis del crédito es un colapso de la demanda; si no es el alto precio del petróleo es el bajo precio de la soya; si no es la fuga de capitales, es la devaluación del peso. En fin, para no creerlo.
Lo peor es que todo el asunto se vive como paseo en montaña rusa, porque los problemas no vienen todos juntos, sino que pasan un par de años de relativa calma y viene el siguiente remezón. Las cosas mejoran por un tiempo, el consumo se recupera, crece la inversión y se facilita el acceso al crédito; luego viene el default u otro "pastelito" parecido y hacia abajo vamos todos de nuevo. Una perenne y angustiante seguidilla de altibajos económicos y, cómo no, "anímico-sociales". Como para dar razón a la versión de que Argentina es el paraíso de los sicoanalistas.
Y ahora, para rematar un panorama que la crisis mundial ya pintaba peliagudo, los argentinos deben sufrir la escasez de monedas, pues hay rufianes que las venden en un mercado negro del dinero metálico (¡infame transacción!). Así, la gente anda desesperada por sencillo, imposibilitada de pagar o recibir vueltos, un desastre. Para los que guardaban cada peso en el "chanchito", claro, una oportunidad de oro. (MOJ)

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