Histórico

Una sociedad aproblemada

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CADA SOCIEDAD tiene una cultura que la envuelve y dentro de la cual literalmente vivimos. De hecho, Freud ubicaba dentro de esta al Súper Yo, el que definitivamente afecta nuestro comportamiento en un estado de derecho y un "deber ser" social necesario. La sociedad moderna es en realidad un constructo de teorías de individuos llevadas a una abstracción conceptual colectiva. Para Jung, así como existe la consciencia personal, existe también una "consciencia colectiva común", que es lo que nos une y da sentido como sociedad. Hoy, con las nuevas tecnologías, esto es cada vez más evidente. La web ya empieza a asimilarse a una especie de mente tecnológica colectiva.

Así entonces, también existe una sombra colectiva, un lado oscuro. Digo esto como preámbulo para decir que la sociedad, tal como el individuo, también sufre de trastornos psicológicos. Y lo señalo ya que creo que nuestro querido Chile ha enfermado como sociedad y requiere urgente de una terapia a nivel colectivo. Somos todos, no un solo sector. No soy un profesional de la psicología, pero diría que por un lado estamos entre la bipolaridad o el "border". También se nos han constelado ciertos complejos, especialmente el paterno y el materno. El tema de la madre finalmente está conectado a nuestra relación con la divinidad, y básicamente yo creo que nuestra sociedad ha perdido fuertemente espiritualidad y con ello se generan fuertes crisis de sentido. Nuestra sociedad ha perdido el rumbo, y simplemente no sabemos dónde queremos ir.

Hay que ser claros: ni la riqueza ni la igualdad son por sí mismos sentidos trascendentes, son sólo medios. Parte de este problema es quizás la fuerte pérdida de credibilidad de la iglesia, que fue por siglos el pilar espiritual del país. Este fenómeno es mundial, no sólo local, y emergen en la actualidad nuevas formas de relacionarse con la espiritualidad (trascendencia), en un siglo en que vemos aceleradamente fusionarse la biología y la tecnología, y en que la ciencia ya anuncia nuevos paradigmas que dificultan las miradas más tradicionales. Aparecen universos paralelos, la idea clásica de la materia ha muerto, en fin.

Chile ha perdido su gran sentido como colectivo, y las distintas facciones tratan de imponer sus propios sentidos a los demás. Eso no es una sociedad, es una guerra. El único sentido que sirve como nación es aquel que cuente con casi total apoyo colectivo.

El complejo paterno tiene que ver con el logos. Con nuestra manera de ordenar la sociedad, de establecer las leyes, las jerarquías, el orden. Nos comportamos como una sociedad adolescente rebelde sin reglas claras. Esto va desde nuestro desprecio por la limpieza de las calles, buscar los caminos cortos, hasta la delincuencia desatada. Nuestro estado de derecho es relativo, incluso para quienes hacen las leyes que se las saltan o las vadean.

El gran desafío de nuestra sociedad actual es cambiar nuestros mapas de creencias. Las creencias no son lo mismo que la fe. Las creencias son mapas mentales, son programas de orden en base a los que operamos en la vida cotidiana. Por ejemplo, nuestra autoestima es generalmente resultado de nuestras creencias y lo maravilloso es que se pueden cambiar. Últimamente, lo hemos hecho en el fútbol y ahora creemos que le podemos ganar a Argentina y a Brasil, algo que antes creíamos que no se podía.

Pues bien, algunas de las creencias básicas que debemos mejorar como colectivo, como sociedad, son varias a mi juicio. La primera y más tóxica de las creencias que tenemos es la polaridad derecha-izquierda. Mientras sigamos viéndolas como opuestos excluyentes el resultado será cada vez peor. Debemos empezar a verlas como dos polos unidos por una vara común y focalizarnos en la vara (Chile), no en los extremos. Izquierda y derecha pueden colaborar y no guerrear. Esa posibilidad es una creencia. Otra creencia que debemos mejorar es lo relacionado a los roles y relaciones entre hombres y mujeres. El género no es lo mismo que el sexo de una persona. El género es el comportamiento socialmente aceptado de un sexo. La sociedad del siglo 21 será dominada por el género femenino. Lo ideal es que fuere una relación Yin Yang más que de control. Es una creencia el cómo debe ocurrir y esa la podemos construir mejor. Lo mismo ocurre con las minorías sexuales a las que hay que abrir los espacios sociales.

Otra creencia que nos complica es aquella relacionada a la confusión generalizada entre el Estado y el gobierno, y de la relación entre estos y los individuos. Son tres actores muy diferentes entre sí (Estado, gobierno, individuo), a los que hay que sumar por un lado la sociedad civil de las organizaciones intermedias y por otro la globalización forzosa propia del estado actual de la civilización. Cada cual debe tener sus espacios bien definidos y respetados. Toda esa arquitectura responde a creencias (modelos mentales).

Todo lo anterior es parte de la cultura (que en Chile confundimos con el arte) y es la gran base del desafío educacional como sociedad. Esto es parte del tema de la calidad de la educación, largamente ignorado hasta aquí, y a lo que debemos sumar el nuevo lenguaje post simbólico, los desafíos que trae la Web 3.0, la Internet de las Cosas (IoT), la revolución de la movilidad, y la fusión de la biología y la tecnología de la era digital. Por ahí va nuestra sanación como país.

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