Histórico

Underwood versus Underwood

La cuarta entrega de House of Cards ya está disponible en Netflix para maratones obsesivas. Este año el Presidente va por la reelección, pero sólo si su más importante adversario no lo boicotea: su mujer.

Quienes no quieran saber absolutamente nada de nada de House of Cards antes de apretar Play a la nueva temporada disponible en Netflix: adiós. Para el resto, detalles de esos que infartan de la trama serán ahorrados por respeto a la maratón, esa instancia tan placentera y personal del lector.

Aquí vamos. El tono de la cuarta temporada de la serie protagonizada por Kevin Spacey, se resume en una frase que su personaje, el ahora Presidente Francis Underwood, le dice a su mujer, Claire (Robin Wright) en el segundo episodio: “No voy a dejar que te conviertas en un peligro”. Si antes fueron aliados y compañeros, por 30 años escalando los peldaños de Washington, ahora, tras que él beneficiara su propia carrera y ella se quedó sin el cargo de embajadora ante la ONU, son cada soldado para sí mismo en esta guerra. Los Macbeth están enfrentados, y quién sabe cuál ganará.

“Tú eres más fuerte que él, sólo tienes que ponerlo en su lugar”, es, por lo menos, la opinión de la madre de Claire, una soberbia Ellen Burstyn. Ese personaje es clave para entender más a la primera dama de House of Cards quien, por fin, tiene en esta temporada un papel igualmente importante que el de su marido de la ficción. Si bien desde un principio la actuación de Wright -una actriz que ha hecho una carrera de verse frágil y esta vez lo usa  para hacer el mal-, hizo que su historia resaltara (y le valió el Globo de Oro y dos nominaciones al Emmy), ahora es una igual a Francis.

Claro que no es tan fácil vencer a Frank Underwood en su juego. Lo que quiere Claire es su propia carrera política, y para eso recluta a Leann Harvey (Neve Campbell), quien debe ayudarla a maquinar, hacer lobby, intercambiar y sabotear, tan bien como su esposo. Frank no está solo tampoco en la batalla, ya que Doug Stamper (Michael Kelly), ha vuelto en toda su gloria y majestad malévola. Lo que él quiere es la reelección presidencial, pero deberá enfrentar a un contrincante joven y encantador (Joel Kinnaman, para felicidad de quienes vieron The Killing)

El ingrediente adictivo

Quizás House of Cards no tiene el nivel dramático de la primera temporada, donde todavía se podía pensar que el Capitolio, la Casa Blanca y sus alrededores de verdad funcionaban como lo veíamos en pantalla, porque entre asesinatos y conspiraciones, la verosimilitud se ha sacrificado en pos de la entretención -Netflix depende de nuestro “sólo un capítulo más”-. Pero sigue brillando en dos ámbitos.

Uno de ellos es el intercambio entre la pareja: hace algunas temporadas Frank decía amar a Claire como los tiburones aman la sangre. Se necesitan, pero no en un sentido romántico. Y en un año de elecciones en Estados Unidos, da para pensar por qué el tener una pareja respetable al lado ayuda al candidato en cuestión. O para eso, también por qué importa en Chile: Cecilia Morel le entregaba a Sebastián Piñera, según estudios, la amabilidad y calidez que le faltaba; o cuánto se discutió antes de que Michelle Bachelet asumiera su primer gobierno que era sin precedentes tener a una soltera en el poder (y ya sabemos qué pasó con su elección para el cargo de Primera Dama). Hillary ha sacado a Bill Clinton como arma en los últimos meses de campaña, mientras que parte de lo insólito de que llegue Trump al poder incluye a su Melania, y la cantidad de fotos posando en lencería que existen de ella en la web. ¿Reside el interés en los cónyuges en lo que dice de las elecciones del candidato? En el caso de los Underwood, las  escenas que los tienen enfrentados, fríos, de pequeños movimientos que esconden verdaderas estocadas sangrientas, la manipulación de lo que significa ser pareja en política es suficientemente entretenida como para sacar cabritas.

Y, lo otro que funciona, y que neutraliza a ratos las partes completamente insólitas de la trama (¿mafia armenia? no, gracias). Sigue siendo fascinante ver la cocina de la política. Esta temporada, con personajes que vuelven como Jackie Sharp o Heather Dunbar o el lobbista retirado Remy Danton, el “pasando y pasando” o “pagando y pagando”, son los ingredientes que hacen que uno siga ahí, sentado, esperando que en la pantalla aparezca, otra vez “el próximo capítulo se reproducirá en 15 segundos”.

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