Víctima del aluvión: "A mi señora se la tragó el barro, no tengo nada, me quedé solo"

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José Miguel Cisternas dice que perdió todo. En marzo su hijo falleció en un accidente y ahora la ola de barro dio un nuevo golpe a su vida. Estos son los relatos de la tragedia.




A eso de las 9.15 del sábado, David dormía en su casa ubicada en la Villa Santa Lucía, sector ubicado a 75 kilómetros al sur de Chaitén, cuando un terrible estruendo lo despertó de golpe. "El ruido era terrible, la gente gritaba. Yo miré por la ventana que se movían los cables de la luz y pensé que era un camión o una máquina que estaba arrastrando los postes", contó el hombre, que estaba solo en su hogar al momento de la caótica situación. David señala que su percepción de la situación cambió cuando se asomó por la ventana de su cocina y vio una escena impactante. "Miré la casa de enfrente y el barro llegaba hasta el marco de la ventana", relató. La ola de lodo, piedras y madera dejó muertos y desaparecidos, por lo que la policía y la Fiscalía de Puerto Montt llegaron al lugar para llevar adelante las pesquisas (ver página 58).

Luego de eso, como pudo salió por una de las ventanas de su vivienda y vio a sus vecinos arrancando por su patio. Todos salieron juntos, pero David tenía otra misión: dirigirse rápidamente hasta la Posta Santa Lucía, para cumplir su labor como conductor de la ambulancia del centro asistencial. Allí pasó día y noche trasladando personas heridas. "Hoy (ayer), recién llegué a mi casa, porque estuve de turno todo el día y noche de ayer. Ahora me dijeron que viniera a descansar, pero yo quiero rescatar algo de lo que quedó de mi casa", sostuvo.

Una de esas tareas era rescatar su vehículo, que no alcanzó a ser completamente arrastrado por el barro.

No obstante, lejos de desanimarse, el nombre tiene una actitud optimista, pues nadie de su familia resultó herido. De hecho, afortunadamente su esposa estaba en Chaitén junto al resto de su familia. "Comparado con lo que les pasó a mis vecinos, yo no he perdido nada. Ellos perdieron a sus familiares, sus casas y aún así están ayudando en las labores de búsqueda. Eso es valorable, y también duele mucho", dijo.

Sin embargo, no todos los habitantes de la Villa Santa Lucía corrieron la misma suerte. José Miguel Cisternas había perdido en marzo pasado a su hijo, que falleció en un accidente en la mina en Chaitén donde trabajaba, y el sábado, el aluvión se llevó a su esposa.

"A mi señora se la tragó el barro, no la pude salvar, ya no había nada más que hacer. Todo fue un estruendo tremendo", dijo afectado mientras recorría los escombros. Durante el sábado, debió quedarse en casa de otros familiares en Futaleufú, y ayer en la mañana volvió al lugar donde antes estaba ubicada su casa.

"Es terrible lo que me ha pasado con todo esto. Ahora no tengo nada (...), lo material no me interesa, la casa y lo que tenía no me importan, lo que siento es haber perdido a mi señora, porque lo material se recupera, pero las vidas no las recuperarás nunca. Tampoco sé cuánto tiempo irá a pasar para que la encuentren", manifestó.

Clinio Pineda viajó desde Argentina hasta Chaitén para saber la situación de su familia, que lamentablemente es una de las más afectadas por la catástrofe. Su padre, dos hermanas y dos hermanos, su cuñada y dos sobrinas están desaparecidos. En total, ocho personas, cerca de la mitad de las víctimas cuyo paradero aún no se conoce. "Esto es muy triste, es algo que jamás se había visto aquí, pero bueno, ahora solo hay que tener paciencia, pues seguiremos en la búsqueda", sostuvo.

Desde el sábado, Patricio Suazo y su familia se encuentran albergados en una junta de vecinos del sector con su familia. Pese a que a su casa no llegó el barro, el miedo y la falta de luz y agua no le permiten volver a su hogar todavía. "Ahora vine a ver si se puede llevar algo a la junta, porque aquí no nos podemos quedar", sostuvo.

Eso sí, a pesar del miedo el hombre reconoció que "cuando había mal tiempo siempre tuve el pensamiento de que ese río se podía trancar alguna vez, pero nunca creí que iba a ser algo tan grande".

Y añadió que "lo que más lamentamos es la gente que se perdió. Lo material se recupera, pero las vidas no regresan, eran amigos, conocidos, vecinos. Fue terrible", manifestó.

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