Histórico

Werner Herzog narra la odisea de Fitzcarraldo en el Amazonas

Veinte años después del estreno del filme, el director alemán publicó sus diarios de rodaje, donde detalla los accidentes y miserias de una cinta quijotesca. El libro acaba de llegar a Chile.

El 16 de junio de 1979 Werner Herzog se enteró de que los interesados en financiar su película Fitzcarraldo pretendían simular el gran vapor de 250 toneladas donde navega el protagonista por el río Amazonas utilizando "un barquito de plástico por encima de una colina, dentro de un estudio y en un jardín botánico", no lejos de la ciudad californiana de San Diego. Aquel hecho fue el primero de los varios golpes bajos que el director sufrió en el quijotesco rodaje de su filme más personal, sobre todo porque en principio Twentieth Century Fox respaldaba al autor germano.

Las arduas experiencias del rodaje de Fitzcarraldo son narradas en primera persona por Werner Herzog en su libro Conquista de lo inútil, que acaba de llegar al mercado chileno. Se trata del diario de preproducción y filmación de la cinta (en Perú y Brasil) en un período que va de 1979 a 1981. El director recién decidió publicar este texto en el 2004 en Alemania, desempolvándolo de 22 años de olvido. Hasta hoy lo considera lo "mejor" que ha creado, "superior a todas mis películas".

Ganadora del Premio al Mejor Director en el Festival de Cannes, Fitzcarraldo relata la historia del magnate del caucho y amante de la ópera Brian Sweeney Fitzgerald, quien a principios del siglo XX pretende construir un gran teatro lírico en medio de la selva amazónica. El momento culminante del filme es cuando Fitzcarraldo hace que los indios locales desplacen su embarcación cuesta arriba en una empinada montaña. Pocos, en ese momento, estaban de acuerdo en tamaña tarea, que a larga provocaría tres heridos.

Antes de rodar esta laboriosa escena, el realizador apunta en su diario: "Observando mejor se me hizo evidente que ya nadie estaba de mi lado, ninguno, nadie, ni uno, ni uno solo. En medio de cientos de extras indígenas, docenas de trabajadores forestales, la gente de los barcos, personal de cocina, equipo técnico y actores, la soledad me golpeó como un animal gigante y enfurecido. Pero yo veía algo que los otros no veían".

La obsesiva personalidad  de Herzog sólo es igualada por el protagonista Klaus Kinski. En esta cinta ambos llegaron al punto máximo de tensión e incluso los actores locales de la película se ofrecieron para liquidar al megalómano actor alemán.

Herzog además cuenta que Mario Vargas Llosa estuvo a punto de escribir el guión de la cinta. "Le gustaría participar de alguna manera, pero hasta fin de septiembre tiene obligaciones. Para ese entonces es probable que todo se haya venido abajo", escribe en junio del 79.

Durante buena parte de la bitácora de rodaje, el director sólo tiene malas palabras para los actores y califica a Jason Robards de "cobarde" por retirarse del set, debiendo reemplazarlo por Kinski. Sólo salva a Claudia Cardinale -"una gran ayuda, muy fraterna, un auténtico corcel de circo"- y a Mick Jagger, que tenía un rol secundario y debió abandonar al retrasarse el rodaje. De él dice que fue un humilde trabajador y que varias veces las ofició de chofer para transportar extras, además de mantener "charlas inteligentes sobre la evolución del idioma inglés desde el medievo tardío".

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