“A misa por YouTube”



SEÑOR DIRECTOR

La Iglesia Católica seguirá todas las instrucciones de la autoridad sanitaria para hacer frente a la pandemia que nos azota. Los miles de muertos, los cientos de personas que están internadas graves, el dolor de sus familias y amigos exigen un comportamiento ejemplar de todos. Los católicos no hemos de ser la excepción y menos pedir privilegios. No he visto una persecución religiosa, como insinúa el sr. Brito en su columna de ayer titulada como esta carta.

Sería contradictorio que la asistencia a misa -fuente y cumbre de la vida cristiana y máxima expresión del amor de Dios- sea un posible foco de contagio del mortal virus. El cumplimiento estricto de las normas es un acto de prudencia y de amor a Dios y al prójimo. Yo valoro y aplaudo el inmenso esfuerzo que las parroquias han realizado para poder estar cerca de la comunidad a través de las redes -con misas, rosarios, conferencias, retiros, etc.-. En Chile, lo que para algunos es obvio - tener computador y conexión a Internet- para muchos es inalcanzable. Seguir una misa en YouTube en Chile es un privilegio.

Invito al profesor Brito a que conozca lo mucho que hemos hecho para ayudar a las personas en esta pandemia. De manera silenciosa pero efectiva hemos estado cerca de los que han perdido su trabajo promoviendo comedores solidarios y ollas comunes; hemos entregado computadores y conexión a miles de estudiantes que no tenían; hemos acompañado a muchos migrantes con techo, alimentos y amor; hemos fortalecido el acompañamiento espiritual usando la tecnología; hemos rezado con quienes han perdido a un familiar querido. Muy preocupado de sí mismo, Brito nada de eso ve y menos valora, y de pasada, enloda el trabajo de los obispos. Hoy, el sentido de trascendencia -que tanto le preocupa- se manifiesta en el servicio a los demás.

+Fernando Chomali

Arzobispo de Concepción

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