“Amiga, yo te creo”
SEÑOR DIRECTOR:
¿Me pregunto qué significa después de este mes el “Amiga, yo te creo”?
Las frases tienen su contexto. Hasta hace pocos años eran pocas las mujeres que se atrevían a denunciar, en un sistema que por patrones culturales dificultaba la validez del relato de la víctima y la estigmatizaba muchas veces, revictimizándola. En tal sentido, tal frase debía proporcionar un criterio político, donde las víctimas se sintieran acogidas, acompañadas, con unos medios judiciales que hicieran verosímiles sus relatos y protegieran su confidencialidad. Elementos fundamentales para que sean cada día más quienes denuncian.
Recordemos que eso no significa en concreto creer toda denuncia, pues la verosimilitud es la apariencia de verdad, o una credibilidad emanada del carecimiento de falsedad. La frase, entonces, da espacio a la defensa del victimario, resguardando el principio de inocencia y el debido proceso, pero dando un estímulo a la denuncia dentro de una sociedad que había ignorado estos delitos.
De ahí que sea particularmente grave que la vocera de gobierno desacredite una denuncia contra el Presidente, sin permitir prudentemente que las instituciones funcionen -el Presidente tiene todo el derecho de defenderse, pero no por medio del Estado-. Sin mencionar la filtración de correos electrónicos privados, o que la diputada Orsini conozca a la denunciante de otro caso contra su expareja y la pueda contactar. O, como vemos diariamente en el caso Monsalve, filtraciones sin ningún resguardo a la dignidad de la denunciante. ¿Con estas actitudes del gobierno, Ministerio Público y autoridades, quién podría sentirse seguro de denunciar delitos sexuales?
Gonzalo Vidueira Mociño
Abogado y diplomado en Género