Apagando el fuego con bencina
SEÑOR DIRECTOR:
Chile tiene una historia llena de políticas bienintencionadas que terminan haciendo más daño que bien. Un ejemplo clásico es el subsidio a la parafina, un programa mal diseñado que Miguel Kast tuvo que eliminar. Aunque la intención inicial era ayudar a los más necesitados, la evidencia mostraba exactamente lo contrario. Fue como echar parafina al fuego, un incendio que el recordado ministro de Planificación no dudó en apagar.
Hoy, con la propuesta de financiamiento para ampliar el subsidio eléctrico propuesta por el gobierno, corremos un riesgo similar. Aunque busca aliviar a los sectores más vulnerables, el cambio en las reglas del juego generará desconfianza en los inversionistas y frenará el avance de las energías renovables. Además, financiarlo a costa de proyectos pequeños de energía limpia sería un retroceso.
Chile no puede permitirse perder la confianza de los inversionistas. Necesitamos soluciones que realmente enfrenten los desafíos energéticos sin comprometer el futuro. Antes de implementar nuevas políticas, preguntemos: ¿estamos apagando el fuego o solo echándole más parafina?
Guillermo Berguecio Brinkmann