SEÑOR DIRECTOR

Ver al diputado Gabriel Boric increpando a un militar y al alcalde Daniel Jadue haciendo lo propio con un carabinero, es simplemente desolador. No es admisible ver a autoridades violentando uno de los pilares esenciales de la convivencia pacífica y la paz social, que es el respeto por la autoridad. ¿Acaso no se dan cuenta que sus acciones incitan a mayor violencia y a mayor desobediencia? ¿No deberían ellos servir de ejemplo a la ciudadanía? No basta el mero acto formal de condenar la violencia en las redes sociales cuando en los hechos se la promueve, esa es la única consecuencia posible de tales conductas.

Es lamentable observar que desde los primeros movimientos estudiantiles de 2010, se ha erosionado progresivamente en el tiempo el respeto por la autoridad, dando lugar a una permisividad excesiva, muchas veces promovida por algunos sectores políticos, donde toda acción violenta es válida y justificada, donde la destrucción de la propiedad pública y privada no pasa de ser una simple manifestación de ideales dignos de protección y donde cualquier respuesta de las fuerzas de orden viene a ser excesiva.

Esta realidad es preocupante, porque cuando a ello se agrega que toda aspiración material se convierte en un derecho social, reclamable aun por la fuerza, se avanza peligrosamente al fin del estado de derecho y la democracia.

Tomás Ruiz-Tagle Barros

Abogado