Brito y el Holocausto



SEÑOR DIRECTOR:

Una declaración del diputado Jorge Brito acerca del Holocausto ha causado durísimas críticas, por lo cual la reproduzco en su totalidad: “No se puede lamentar el holocausto al mismo tiempo en que se defiende un apartheid y matanza criminal. Contra toda barbarie, por todas las víctimas, nadie se merece vivir bajo ocupación”. Recogiendo solo las primeras seis palabras de ella, se le acusó falsamente de negar el Holocausto y se le tildó de “miserable”.

Es obvio que el sentido de la declaración es poner de relieve la brutal contradicción de quienes, al mismo tiempo que conmemoran ese hecho histórico, apoyan incondicionalmente a un Estado que ha convertido a Palestina en un infierno para la población árabe aborigen, mediante una ocupación militar que ya dura 75 años, incluidos apartheid, limpieza étnica, usurpación territorial, “asesinatos selectivos” y maltrato continuo y humillante a la población, con resultado de muertes casi a diario, que ya no son noticia.

Y cabe mencionar un caso que nos recuerda a los campos de concentración de la II Guerra Mundial: Gaza, donde 2 millones de palestinos sobreviven desde 2007, vigilados por aire, mar y tierra y expuestos a periódicos bombardeos, que hasta ahora han costado la vida a más de 5.000 civiles inocentes. Tampoco pueden recibir ayuda externa: en 2010 un barco civil desarmado que portaba ayuda, el “Mavi Mármara,” fue interceptado por Israel en alta mar, acto de piratería que resultó con 9 de sus tripulantes asesinados.

Me parece que transcurridos 75 años del martirio ininterrumpido del pueblo palestino, bajo la mirada indiferente de casi todo el resto del mundo (compárese con Ucrania), es de espetar que se escuche cada vez más potente la voz de destacados judíos que han advertido que Israel va al despeñadero. Menciono a los historiadores Ilan Pappé y Shlomo Sand; al músico Daniel Barenboim, a los catedráticos Norman Finkelstein y Noam Chomsky; a los periodistas Uri Avnery y Amira Hass, al escritor Miko Peled, en somero recuento. Pero son muchos más.

Mientras Israel continúe sin escuchar las voces de estos valientes judíos y siga despreciándolos como “judíos que se odian a sí mismos”, no habrá paz. Solo el abandono de la soberbia que otorga el poder militar y político abrumador que posee Israel, permitirá que el pueblo palestino logre su libertad. Creo que un acontecimiento de esa naturaleza, constituiría el mejor homenaje que se pueda rendir a las víctimas del Holocausto.

Manuel Hasbun Zaror

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