Opinión

Caída de Chile en ranking de competitividad

PATRICIO FUENTES Y.

En medio de los eventos económicos disruptivos creados por la pandemia, el Institute for Management Development (IMD) de Suiza publicó hace unos días el Ranking de Competitividad Mundial 2021, que en el caso de nuestro país lo calcula la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.

La economía chilena llegó al puesto 44 en la última medición, lo que implica un retroceso de seis posiciones respecto al informe previo y su peor nivel histórico, aunque sigue liderando América Latina. Pese al mal resultado de este año, la caída de Chile se arrastra desde 2011, cuando la economía progresivamente comenzó a dar señales de estancamiento y falta de innovación. Lejano se ve el año 2005, cuando el país ocupaba el lugar 19, su mejor nivel.

Según el informe, el principal obstáculo que tiene Chile en materia de competitividad es el desempeño económico, que entre los principales pilares aparece ubicado en el lugar 53. En este ámbito, el ítem peor evaluado es el empleo, en el que nos ubicamos en el puesto 61 entre 64 economías, afectado por el crecimiento de largo plazo de esta variable y niveles de desempleo relativamente altos.

Otro pilar débil es el de eficiencia en los negocios, que en el informe de este año aparece en el lugar 40. ¿Qué explica esta debilidad? Los peores resultados en este ámbito parecen estar asociados a temas regulatorios porque están arrastrados por el débil crecimiento de la fuerza de trabajo en el largo plazo, así como la baja productividad laboral. También aparecen variables asociadas a problemas en los mercados locales como la satisfacción de los consumidores y variables asociadas al emprendimiento, que también debilitan la posición de Chile en materia de competitividad.

Pese a que el pilar Eficiencia del Gobierno es uno de los mejores evaluados (lugar 22 entre 64 economías), está fuertemente apalancado por la solidez que muestra el Banco Central, institución que aparece situada en primer lugar de la muestra, un factor que debería ser tomado en cuenta por aquellos sectores que hoy promueven introducir cambios estructurales a dicha institución. En contraste, aspectos como la cohesión social (61) y el coeficiente Gini (58), son variables que reducen la capacidad de competir de la economía chilena. Es preocupante, además, que el marco institucional haya registrado un retroceso de siete posiciones respecto al informe anterior, lo que muestra que el proceso político en curso ha tenido impactos significativos en la fortaleza de las instituciones en Chile.

La pérdida de dinamismo que arrastra la actividad local, afectada por cambios en el marco regulatorio, bajos niveles de inversión en I+D, problemas sociales no abordados o mal regulados-como pensiones y educación-, y una baja capacidad de adopción tecnológica, en parte como consecuencia de los mismos factores mencionados, han ido mermando persistentemente la competitividad chilena. En otros indicadores, como el Índice de Libertad Económica (Heritage Foundation), el país también ha venido retrocediendo, desde la posición séptima que se encontraba hasta 2017, al lugar 19 en el informe de 2021. Si bien dichos estudios tienen un carácter referencial y no son suficientes para explicar la realidad de un país, el hecho de que se vengan realizando por años y mantengan su consistencia metodológica en el tiempo, permiten formarse una idea general de los avances y retrocesos de las distintas economías. Las señales que están empezando a emerger para el caso de Chile no son tan auspiciosas, lo que debería ser tomando en cuenta por las distintas candidaturas a la hora de diseñar sus programas económicos.

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