Cárceles: La utopía del castigo digno

PenitenciariaWEB


SEÑOR DIRECTOR:

Cada cierto tiempo nos enteramos de la gravedad de la situación carcelaria en Chile: hacinamiento, condiciones inhumanas, malos tratos, baja dotación de personal, etc. El problema principal es físico: los presos no caben en las cárceles chilenas. La pregunta evidente es: ¿hay pocas cárceles o demasiados presos? ¿Queremos ser El Salvador, con la cárcel más grande del mundo?

La respuesta a la primera pregunta es que no solo hay demasiados presos condenados, sino que además hay abuso de medidas cautelares como la prisión preventiva, que tiene a un exceso de personas aún inocentes ante la ley privadas de libertad por largos períodos.

La segunda pregunta debe responderse con un rotundo no. La meta no debe ser tener cárceles más grandes para meter a más personas, sino mejorar y ampliar la situación carcelaria de quienes ya se encuentran privadas de libertad y darles eso: una sentencia que las prive de libertad, pero no de sus derechos: no del acceso a la salud, ni de su dignidad como personas.

La condena no es solo un castigo de cargo utilitarista, también debe implicar la posibilidad de resocialización de la persona condenada; neutralizar al neutralizable y resocializar al resocializable. Nuestras cárceles no ofrecen ni lo uno ni lo otro, pues dentro de las mismas se crean nuevos submundos de criminalidad. No olvidemos que la cárcel es un problema social y la delincuencia suele no ser necesariamente una elección, sino la consecuencia de una segregación social histórica que es mirada con distancia por aquellos que, con superioridad moral (y muchas veces económica), nunca podrían ponerse en los zapatos de las personas condenadas, sino que en el ethos de esa clase solo se conciben como víctimas.

Alejandra Castillo Ara

Directora del Departamento Penal y Procesal Penal UDP

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