Colchane

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SEÑOR DIRECTOR

Los hechos de Colchane muestran que la inmigración es un fenómeno mucho más complejo de lo que algunos creen. Sin embargo, cada sector político tiende a verlo de forma unidimensional. Así, buena parte de la izquierda se centra en la existencia de un supuesto derecho humano a inmigrar que permitiría a las personas moverse entre los estados de la misma forma en que circulan al interior de un territorio. Esto explica, en parte, las propuestas de visas de turismo laboral y una serie de otras medidas que impulsan el movimiento ilimitado. Paradójicamente, esta posición tiende a coincidir con la de cierta derecha, que sostiene su apoyo a la inmigración simplemente en los beneficios económicos que conlleva (mano de obra barata, por ejemplo).

Lo problemático es que ninguna de estas dos visiones alcanza a ver los problemas que genera el encuentro entre inmigrantes y chilenos. Ambas tienden a centrarse exclusivamente en las comprensibles -y hasta trágicas- dificultades de los extranjeros para ingresar, pero olvidan que en muchas ocasiones son los chilenos más pobres quienes sufren las tensiones de la inmigración, en materias relativas a la vivienda, el trabajo o la salud.

Evadir estos asuntos en pos de proteger al inmigrante genera justamente los efectos contrarios. Por un lado, la sensación de abandono de muchos chilenos respecto de los problemas que provoca la inmigración favorece el racismo y la xenofobia que, hasta donde sabemos, todos queremos combatir. Por el otro, las posiciones descritas suelen obviar la pregunta por la capacidad del país para asegurar a los inmigrantes condiciones de vida dignas, pues suelen centrarse exclusivamente en asuntos fronterizos o en el aporte de los extranjeros al crecimiento económico.

Guillermo Pérez Ciudad

Investigador IES

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