Covid: cuando el número de casos no es la variable clave a considerar

La experiencia de Ómicron sugiere que se trata de una variante más suave que las anteriores, en parte por el efecto de las vacunas. Es allí donde la autoridad debe poner el énfasis, y no en las restricciones.



No debe causar sorpresa el aumento de casos de coronavirus que está experimentado Chile en los últimos días. Desde la aparición de Ómicron, se sabe que se trata de una variante altamente contagiosa y eso se ha reflejado en casi todos los países del mundo, donde se han alcanzado tasas récord de contagios, con una velocidad de propagación que ha sido impresionante. A nivel mundial, se demoró un año en llegar a los 100 millones de casos; seis meses en superar los 200 millones y ayer, solo cinco meses después, se superaron los 300 millones.

En Chile, esta tendencia recién comienza y esta semana los casos se empinaron a cerca de 4 mil, cifra que previsiblemente seguirá subiendo en los próximos días, según las estimaciones de los expertos y teniendo en cuenta la experiencia internacional.

Todo esto, sin embargo, no debe llevar a sacar conclusiones apresuradas en torno a las medidas para enfrentar esta nueva ola de Covid. Porque así como Ómicron es una variante muy contagiosa, ya existe evidencia de que provoca efectos más leves en la salud y que su vida es más corta. En Sudáfrica, donde apareció por primera vez la cepa a fines de noviembre pasado, las cifras volvieron a la normalidad un mes después.

Lo anterior tiene enormes implicancias para las políticas que buscan enfrentar esta nueva crisis. En primer lugar, porque pese a los altos contagios, en la medida que el virus no colapse los sistemas de salud, el problema que se enfrenta es diametralmente distinto a lo que se vivió en olas anteriores. Si con las primeras variantes cerca del 30% de las personas contagiadas terminaba en el hospital, hoy es menos del 10%. Y los pacientes están menos tiempo, lo que significa que los síntomas son más leves. Y esto también se ve reflejado en el número de muertes, que sigue en un nivel controlado. En Estados Unidos, por ejemplo, donde los casos son superiores en un 150% al peak anterior, los fallecidos no han aumentado. Ahora bien, estas cifras no deben llevar a la despreocupación, porque si los contagios son muchos, entonces el sistema de salud podría estresarse.

Aun teniendo en cuenta aquello, los especialistas advierten que hoy el número de casos no es la variable clave. Como lo dijo en forma enfática el doctor Anthony Fauci, asesor médico jefe del Presidente de los Estados Unidos, “ahora hay que dejar de enfocarse en los contagios y solo mirar las hospitalizaciones. El número de contagios puede crear una alarma innecesaria y llevar a conclusiones equivocadas”, señaló.

Por lo anterior es que muy pocos países -China figura entre las excepciones- están pensando en medidas extremas como las cuarentenas generales o el cierre de actividades como los colegios, que probaron ser tremendamente dañinas y convirtieron el remedio en algo peor que la enfermedad. Hoy la consigna es proteger la libertad de las personas y el funcionamiento de la economía, entendiendo que debemos aprender a convivir con la pandemia. Y la buena noticia es que Ómicron podría, dado su nivel de contagio, impulsar la anhelada inmunidad de rebaño, es decir, el proceso por el cual la población se hace inmune a la enfermedad. Es por ello que algunos sostienen que esta quinta oleada podría ser la última.

En este contexto, la vacunación se hace aún más importante. Porque los efectos más leves de esta variante también se explican porque las personas están vacunadas. En esto Chile se encuentra en una posición de privilegio en el mundo, como los destacó recientemente la revista The Economist, que ubicó a nuestro país como uno de los dos mejor preparados para enfrentar el Ómicron. Por ello, el anuncio de que la próxima semana se comenzará a aplicar la cuarta dosis es muy importante. De acuerdo con los datos recopilados en Israel, esta medida aumenta hasta en ocho veces la protección contra el Covid y sus efectos. Es por ello que Chile debe perseverar en su política de vacunación, algo que no debe verse alterado por el cambio de gobierno.

Más que pensar en medidas restrictivas, hay que buscar las fórmulas para acelerar los procesos de la cuarta dosis y también lograr que los rezagados por distintas razones -que suman más de un millón de personas-, se pongan al día. Este es, sin duda, el tema del futuro, porque ya sabemos que tendremos que seguir vacunándonos contra el Covid para mantener el virus bajo control. Se requiere entonces un proceso educativo importante, para vencer las resistencias que esto provoca en un grupo de la población.

Algunos países han ido más allá, y están implementando medidas para hacerla obligatoria, lo cual ha sido controversial, pero no por ello importante de discutir. En Estados Unidos, ayer la Corte Suprema escuchó los alegatos de algunos estados contra dos medidas impulsadas por la administración Biden, que buscan hacer obligatoria la vacuna para las empresas de más de 100 trabajadores. El caso del tenista Novak Djokovic, que hasta ahora ha sido impedido de jugar el abierto de Australia por no haber aclarado su estado de vacunación, y que ha desatado una batalla de posiciones en las redes sociales y la diplomacia, es también un indicador de la discusión que viene.

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