Crimen organizado versus Estado desorganizado

Saqueo en Plaza de Puente Alto


SEÑOR DIRECTOR:

Chile hoy está en presencia de un grave problema de seguridad regional, vecinal y local -desencadenado, principalmente, por el accionar de organizaciones criminales y narcotráfico-, que se ha intensificado por la seria crisis económica y de carácter política que enfrenta el mundo, y que ha generado un movimiento de personas refugiadas y desplazadas a nivel hemisférico.

En consecuencia, si queremos mejorar nuestra condición de seguridad nacional, pareciera de toda lógica comenzar por privilegiar un control de fronteras más efectivo y seguro, integrando y coordinando a todos los actores involucrados en el cumplimiento de sus misiones constitucionales y legales. Ello incluye, principalmente, a las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, en su labor de control policial; a los servicios de Aduanas y Agrícola y Ganadero; y, por cierto, a la presencia de las Fuerzas Armadas, en su papel de control militar de fronteras (terrestres, marítimas y aéreas).

Lo anterior requiere, como condición sine qua non, de la integración y coordinación de todos los medios en un organismo del Estado a nivel regional o interregional, que en la actualidad no se encuentra institucionalizado. A lo descrito, se debe agregar el delicado tema sobre las atribuciones legales y constitucionales de cada institución, dentro de lo cual aparecen con prioridad las referidas a las Fuerzas Armadas en tareas no solo de control militar en la frontera, sino especialmente cuando involucre actividades de seguridad interior.

Lo que no debe ocurrir es que, dada la situación de excepcionalidad en el uso de la fuerza militar en tareas de orden interno mientras se ejerza el control fronterizo (u otro), estas no estén dotadas del respectivo marco jurídico que respalden su accionar. Este punto no es menor, y es de tal relevancia que afecta tanto la operacionalidad como la legitimidad del respectivo uso de la fuerza, constituyendo una condición de seguridad para todo funcionario al servicio del Estado.

En una segunda dimensión y de mayor nivel dentro del Estado, se requiere enfrentar la decisión de resolver si es necesaria la conformación de una arquitectura de seguridad nacional y su respectivo sistema de inteligencia para enfrentar los riesgos, amenazas y también las oportunidades que, seguramente, se le presentan al país. Sin lo anterior, seguiremos reaccionando en este escenario internacional y, lo más grave, sin posibilidad de neutralizar el accionar del crimen organizado versus el Estado desorganizado.

John Griffiths Spielman

AthenaLab

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