Debate por cambios curriculares

Durante los últimos días, ha surgido una polémica luego de que se diera a conocer el cambio en el currículo de la enseñanza media que, entre otros aspectos, introduce la asignatura de Educación Ciudadana -tal como establece una ley aprobada en 2016- y, a cambio, reduce las horas obligatorias de Educación Física e Historia en 3° y 4° medio. Como es natural, dado que las horas totales de clases son limitadas, era de esperar que la inclusión de nuevas materias requiriera la exclusión de otras.
Al respecto, es importante tener en consideración que estos cambios son resultado de un proceso de deliberación establecido en nuestra legislación, que contó con la participación del Ministerio de Educación del gobierno anterior, el actual, el Consejo Nacional de Educación, así como también sobre la base de una instancia de consulta pública a profesores. Por lo mismo, si bien no tiene por qué haber pleno consenso sobre una materia que naturalmente es discutible, las críticas al gobierno resultan en este punto infundadas cuando no oportunistas.
Como era de esperar, el anuncio de reducción de horas de Historia en los cursos finales ha generado un intenso debate público, que recuerda al que tuvo lugar hace algunos años, cuando se intentó reducir las horas de Filosofía. Si lo resuelto técnicamente por el Consejo Nacional de Educación ha sido acertado -tal que no desincentive el interés por esta rama del conocimiento, o la torne en una asignatura con escasa relevancia-, solo podrá evaluarse en el tiempo, pero ya que estará como ramo voluntario en el nuevo currículum, sería valioso que los propios colegios fomenten desde ya su profundización entre los alumnos. En cambio, aparece sin ninguna justificación el que Educación Física pase a ser un ramo electivo en los colegios científico-humanistas, atendidas las evidentes ventajas que brinda la práctica deportiva y los altos índices de sedentarismo y obesidad en población joven.
Un contenido que ingresa como ramo obligatorio será Educación Ciudadana, la cual ya se estaba impartiendo como parte de la asignatura de Historia, y que naturalmente ahora será potenciado en virtud de lo que mandata la ley sobre Plan de Formación Ciudadana. Es indispensable que se evalúe de manera crítica cuáles serán dichos contenidos, a fin de evitar que puedan ser instrumentalizados y apunten a una auténtica formación ciudadana que enseñe a los adolescentes a vivir en sociedad de forma respetuosa, conscientes de sus derechos, pero también de sus deberes, algo que resultaría especialmente necesario en el actual contexto de violencia estudiantil que se vive en varios establecimientos públicos.
Convendría en todo caso no perder de vista que lo central, más allá de establecer la obligatoriedad de un currículum y de determinadas asignaturas, es que el sistema escolar avance a que los objetivos de aprendizaje efectivamente se logren, de manera que los cambios no queden en la sola retórica. Para ello, resulta clave la buena formación de los profesores y su perfeccionamiento continuo -la escasez de docentes altamente preparados probablemente sigue siendo una de las grandes falencias del sistema-, sin lo cual cualquier esfuerzo de mejoramiento resultará inútil.
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