¿Falta de recursos o problemas de gestión?
SEÑOR DIRECTOR:
Es legítimo preguntarse si el desfinanciamiento de varios hospitales es un problema de recursos y/o es un problema de gestión, más aún en el contexto de la discusión presupuestaria del país y del sector salud en particular.
En la última década, el financiamiento del Minsal y Fonasa se ha incrementado en un 85%, muy por encima del resto de los otros sectores, llegando a más de un 5% del PIB, de hecho, según estudios de Manuel Inostroza y Benjamín Ahumada, más del 60% se gasta en el Sistema Nacional de Servicios de Salud y los hospitales (US$8.200 millones).
A pesar de los esfuerzos, enfrentamos una grave crisis de desfinanciamiento en varios hospitales del país, en parte por una mala planificación presupuestaria. Los presupuestos siguen basándose en cifras históricas de los servicios de salud, lo que provoca un desacople de más del 20% entre la valorización de la actividad hospitalaria que Fonasa presenta al formular la Ley de Presupuestos y la ejecución real. Este desfase, ya institucionalizado, obliga al gobierno a cubrirlo anualmente. Además, los presupuestos se aprueban sin vincularlos a la producción real de los hospitales, lo que limita su efectividad como herramienta de gestión, al no existir metas claras ni consecuencias si no se cumplen.
Esta situación ha reducido la productividad hospitalaria en un 4% anual durante los últimos 10 años, según estudios de Rony Lenz en 2022. Esto implica que gran parte del aumento en el gasto en salud se pierde por ineficiencias. El problema central, sin embargo, es la baja gobernabilidad de los recursos humanos en los hospitales, debido a los rígidos estatutos administrativos que los regulan y la influencia de los gremios sobre las autoridades.
Las consecuencias las sufren las personas. Si bien solucionar los problemas del sector salud requiere reformas estructurales en el SNSS, los hospitales y Fonasa, lo cual es políticamente difícil hoy, es posible avanzar en mejoras que generen eficiencias. Una clave es modificar el modelo presupuestario, vinculando la asignación de recursos y precios internos a la realidad operativa de los hospitales. Esto permitiría usar los presupuestos como herramienta de gestión, evitando que los fondos queden estancados en los servicios de salud. Además, aprobar el presupuesto atado a indicadores de producción incentivaría la eficiencia y responsabilidad en el uso de recursos públicos. Ahora, el Parlamento tiene la palabra.
Héctor Sánchez
Director ejecutivo Instituto de Salud Pública UNAB