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SEÑOR DIRECTOR:

Cuesta creer la grabación de la reunión de la Canciller con su círculo más cercano. Se dice que fue una reunión privada. Ningún encuentro en dependencias estatales es tal en el sentido que se le ha querido dar. Todos quienes participaron son funcionarios públicos y sus actos también.

Los dichos del embajador argentino sobre Dominga son los que cualquier diplomático puede expresar. Si incomodó, se responde, lo que se coordina tantas veces en esas esferas. Lo que no se hace es, en un marco de vulgaridad y falta de profesionalismo, decidir un curso de acción. Cuesta creer que de ahí salió una respuesta oficial de un gobierno a otro.

Más grave es que funcionarios públicos menoscaben a interlocutores fundamentales en política exterior: se denigra a un embajador y se cuestionan actitudes de un senador oficialista que ocupó la presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores, de un ex Canciller que hoy está en un importante cargo internacional y de quien hoy es la segunda autoridad ministerial por funcionarios de más bajo rango y de carrera, que le deben respeto institucional y jerárquico. El rol de la directora de “Comunicaciones Estratégicas” del Ministerio, es igualmente vergonzoso. Concordar que a los periodistas se les puede decir qué preguntar es una falta a la ética periodística y al correcto desempeño profesional inaceptable en una democracia.

Jeff Peet

Periodista y ex director de Prensa y Difusión del Ministerio de Relaciones Exteriores