Forekasting



Por Carlos Meléndez, académico UDP y COES

Las últimas encuestas de representatividad nacional confirman la tendencia al alza de las preferencias por José Antonio Kast, candidato presidencial quien, en teoría, apelaba a un nicho electoral más modesto (derecha radical) que, según antecedentes, no excedería más allá del 10%. Sin embargo, a un mes de la primera vuelta, disputa el primer lugar. ¿Es posible proyectar el pase a segunda vuelta del candidato del Partido Republicano?

Elaborar pronósticos electorales a partir de encuestas no es tarea sencilla. En la historia reciente del “forecasting” electoral, en el país y en el mundo, han predominado los desaciertos. Existen obstáculos estructurales para la anticipación de resultados generales, pero también particulares en casos de algunos tipos de candidaturas (como la de Kast), en los que vale la pena enfocarnos.

Una primera obstrucción estructural reside en la imposibilidad de delinear un marco muestral (la lista poblacional de donde se sortea la muestra) de los mayores de 18 años que efectivamente concurrirán a votar. En países de voto voluntario, las proyecciones son acertadas si las preferencias entre quienes participan y no son similares. En Chile, tenemos razones para pensar que quienes no han acudido a las urnas en los comicios anteriores pertenecen a una demografía distinta. Por ejemplo, sabemos que tienden a ser personas con menores ingresos e indiferentes políticos. Por lo tanto, proyectar un resultado electoral de quienes participarán a partir de una muestra representativa de todos los mayores de edad (potenciales participantes y potenciales ausentes), es un acto de fe. Lamentablemente, no hay alternativa eficiente.

En segundo lugar, existe una desconfianza creciente en las encuestas de opinión, lo cual ha aumentado la tasa de rechazo a participar de este tipo de estudios y, potencialmente, también ha afectado la veracidad de las respuestas. Ante preguntas sobre temas estigmatizados socialmente o que invocan posiciones políticamente correctas, cabe la posibilidad que entrevistados mientan o se abstengan, alterando así la “fotografía” que busca recabar un sondeo. Al respecto, candidaturas presidenciales con sólidas identidades negativas en su contra (“antis”) suelen portar “voto escondido”, es decir, sus niveles de apoyo reales están subrepresentados por entrevistados que son incapaces de sostener en público favorabilidad a personalidades polémicas.

En base a estas consideraciones, el apoyo al candidato del Partido Republicano podría estar subrepresentado tanto por “voto oculto” como por el hecho de que su mayor apoyo en niveles socioeconómicos altos coincide con los más proclives a ir a votar (encuestados de menores ingresos, entre quienes no es favorito, probablemente tiendan a ausentarse). Pero, por otro lado, también cabe la posibilidad de que, manifestar públicamente apoyo por una candidatura de derecha radical sea no solo aceptado sino además bienvenido en una sociedad donde la xenofobia gana espacio. Es decir, un simpatizante reprimido pero envalentonado por las circunstancias manifiesta endosar su apoyo a Kast, aunque a la hora de la verdad, prefiera moderarse. Hipótesis a considerar a un mes de las elecciones que, con inéditos niveles de volatilidad en las preferencias, hace de todo “fore-kasting” provisional.

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