Histórico acuerdo de la UE para enfrentar la crisis

Con el pacto alcanzado -que crea un fondo de ayuda de 750 mil millones de euros para los países miembros-, el bloque dio un paso decisivo para asegurar la continuidad del proyecto europeo.



El acuerdo alcanzado la semana pasada por la Unión Europea para hacer frente a los efectos de la crisis económica derivada de la actual pandemia, no es solo un hito en la historia del bloque, sino además un pacto que refuerza la unidad del proyecto europeo, justo en momentos en que la salida de Reino Unido había instalado en Bruselas el temor a una mayor fragmentación en el futuro. Pese a ello, el proceso de negociación resultó particularmente complejo. No solo fue la segunda cumbre más extensa de la historia de la UE -se prolongó por más de cuatro días-, sino que, además, algunos temieron que pudiera fracasar ante la reticencia de los llamados “países frugales” -entre los que se incluyen Holanda, Dinamarca, Suecia y Austria- que se oponían a la creación de un fondo para prestar dinero a los países más afectados. Pero la gestión de la Canciller alemana Angela Merkel -quien junto al Presidente francés Emmanuel Macron impulsaron la iniciativa- fue clave para sellar el pacto, que es considerado el momento más decisivo de la UE desde la creación del euro.

El acuerdo establece un fondo de 750 mil millones de euros para la recuperación de la crisis generada por el coronavirus y acuerda además un marco presupuestario para el periodo 2021-2027 de 1.074 billones de euros. Del fondo inicial, 390 mil millones de euros se entregarán como subvenciones a los países más afectados por la crisis, entre ellos Italia y España, mientras que los 360 mil millones de euros restantes se canalizarán vía préstamos. Para financiarlo, la UE decidió por primera vez emitir bonos de deuda conjunta, lo que es clave para asegurar la integridad futura del bloque y un paso hacia su unidad fiscal. Se trata a su vez de la mayor emisión de deuda hecha por la UE en su historia. Pero las negociaciones para lograrlo exigieron a cambio de la aceptación de la propuesta por parte de los “países frugales” la reducción de sus aportes a la UE, adoptando el mecanismo usado por Reino Unido, que fijaba un descuento a su contribución al bloque proporcional a los beneficios y transferencias que recibía de Bruselas.

Pero el pacto va mucho más allá de asegurar un fondo de recuperación para hacer frente a la mayor crisis económica que no solo enfrenta la Unión Europea, sino todo el planeta. Es también un esfuerzo impulsado por los creadores del proyecto europeo por asegurar la continuidad del bloque en momentos en que éste atraviesa su peor momento. Por ello, según fuentes de Bruselas citadas por la prensa europea, el acuerdo dejó una sensación de “orgullo colectivo” entre los países miembros.

Es verdad que para asegurar la viabilidad del paquete de ayuda se tuvieron que sacrificar recursos para áreas como la investigación científica o los aportes a países pobres para acelerar su reducción de emisiones de carbono, pero a la vez se condicionó la entrega de ayuda a los miembros del bloque al respeto de los principios europeos y los valores democráticos, en clara referencia a algunos países de Europea del Este. Frente a ello, el éxito de lo acordado asegura el futuro de la UE. Sin embargo, su fracaso también podría terminar dinamitando el proyecto de integración.

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