Opinión

Incógnitas sobre la reactivación económica

Un elemento esencial para despejar las dudas acerca de la capacidad de crecimiento pospandemia será la evolución que presente la inversión, que desde hace tiempo muestra preocupantes signos de rezago.

Imacec

El Imacec de diciembre, informado ayer por el Banco Central, registró una caída de 0,4%. El registro de actividad de diciembre reveló una reaceleración en el margen, ya que en términos mensuales la economía creció 3,5%, usando la serie desestacionalizada, por sobre el registro de noviembre de 1,2%. Este mejor desempeño de diciembre estuvo influido por los efectos de los dos retiros sucesivos del 10% de las AFP, que en conjunto suman unos US$ 30 mil millones, lo que tuvo efectos visibles en el consumo. Su impacto queda en evidencia al evaluar el salto abrupto del sector comercio, el que cerró el cuarto trimestre con un crecimiento de 14%, el mejor desempeño desde que existen cifras comparables (desde 2014).

Si bien el desempeño de diciembre fue algo mejor que el esperado por el mercado, no evitó que la economía chilena anotara su peor registro desde 1982, al cerrar el 2020 con una caída de 6%, según los datos preliminares del Imacec. El peor retroceso en casi cuatro décadas es, sin embargo, menos dramático a la luz de otros resultados en América Latina. Según las recientes proyecciones del Banco Mundial, Perú registraría un retroceso de 12%, Argentina -10,6%, México -9%, Colombia -7,5% y solo Brasil lograría desacoplarse algo del resto de la región, con una caída de 4,5% en 2020.

La principal incógnita para la economía local es si una vez superada la emergencia sanitaria -y luego de que se hayan disipado los efectos provocados por los ingresos extraordinarios provenientes de los retiros de las AFP y las ayudas estatales- se retomarán niveles de crecimientos aceptables. El consumo privado dependerá en gran medida de que el empleo no solo registre una recuperación vigorosa, sino que su crecimiento esté dado por la creación de puestos de trabajo formales, lo que hasta el momento no es observable. Hacia el segundo semestre de 2021 la evolución del consumo responderá a factores más estructurales y no coyunturales como ha sido en los últimos meses.

Otro elemento esencial para despejar las dudas acerca de la capacidad de crecimiento pospandemia, es la evolución que tendrá la inversión. Para el año 2020 el mercado estima una caída de 13%, que dejaría a la formación bruta de capital fijo en niveles similares a los del 2011. De materializarse la eventual recuperación de 7% que se espera para 2021, esta no será suficiente para borrar el hecho de que en casi una década la inversión en Chile ha estado prácticamente estancada. Es decir, las crisis social y sanitaria solo han profundizado la débil situación que ya mostraba la inversión en el quinquenio previo, muy influida por cambios en las reglas de juego en materia tributaria y laboral.

Las declaraciones del flamante ministro de Hacienda en relación con priorizar el crecimiento en la etapa final del gobierno -mediante una posible aceleración de la inversión pública, entre otras medidas- son una buena noticia. Su tarea, no obstante, es extremadamente desafiante, porque deberá lograrlo con escaso margen fiscal y con múltiples procesos electorales en curso de gran incidencia en las decisiones de los inversionistas locales y extranjeros.

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