Opinión

La despersonalización de seres humanos y el aborto libre

Aborto

SEÑOR DIRECTOR

La Presidenta de la Comisión de Mujeres y Equidad de Género, diputada Maite Orsini, en carta publicada en La Tercera el domingo 31 de enero, intenta rebatir mis argumentos de fondo relativos al proyecto de aborto libre hasta las 14 semanas y su idea de no calificar de niño al no nacido. Para hacerlo, lamentablemente solo recurre a argumentos retóricos, evitando el debate de fondo. De pasada, sin embargo, ratifica lo acá denunciado. Para la diputada, la única solución al reconocimiento de derechos de la mujer está en desconocer la dignidad humana de cierto grupo de seres humanos. El estatuto de reconocimiento de unos se construye instrumentalmente a partir de la necesidad de protección de otros.

Su argumento retórico es calificar como “peculiar” la idea de que, a partir de la valoración moral de dignidad humana, todos los individuos de la especie humana tienen derecho a la “personalidad jurídica”. Tautológicamente responde que solo personas tienen derecho al estatus de personalidad jurídica, desconociendo que la Convención Americana lo dispone como primer derecho garantizado (art. 3) y respecto de “todo ser humano” sin excepción (art. 1). No cabe duda que, de una misma norma pueden surgir distintas interpretaciones, pero la que propongo intenta construirse a partir de la idea matriz de que no existen seres humanos sin dignidad y, por lo mismo, susceptibles de ser sometidos a ponderación. La opción basada en una moral utilitarista por la que aboga la presidenta de la comisión y que implica aceptar la ponderación de seres humanos, es una opción posible pero que genera costos sociales y un retroceso valorativo sin precedentes.

A diferencia del proyecto de las causales, que acudía a la idea de la inexigibilidad, el proyecto que defiende la diputada solo tiene como argumento la despersonalización, precisamente por faltarle al ser humano (por edad) alguna característica que le provea valor moral y jurídico. Aquello explica que solo se trate de una autorización hasta las 14 semanas -el estatuto de reconocimiento y protección “incremental”– y que no se construya sobre la base de situaciones de extrema necesidad (causales), concediéndole libremente a la mujer la facultad de disponer de su hijo.

Bajo este modelo de sociedad propuesto por la diputada, ¿qué garantiza que los demás seres humanos no seremos instrumentalizados frente a la necesidad de otros?, ¿qué garantiza que así como se adquiere valor moral y jurídico en la medida que se van adquiriendo ciertas cualidades accidentales de manera incremental, al mismo tiempo no se vaya perdiendo decrecientemente en la medida que se van perdiendo también esas cualidades a lo largo del tiempo por edad, condición, enfermedad, etc.? El argumento utilitarista de la diputada debe ser rechazado en una sociedad humanista y solidaria.

María Soledad Alvear Valenzuela

Abogada, ex presidenta de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado y ex ministra de Justicia

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