Opinión

Ollas comunes

LUIS EENRIQUE SEVILLA FAJARDO

SEÑOR DIRECTOR

Ya vamos en el tercer año de pandemia y las ollas comunes o cocinas comunitarias que se crearon para alimentar a cientos de familias pobres que vieron cerradas sus opciones laborales, siguen funcionando. Muchas de ellas lo hacen por el encarecimiento del costo de los alimentos; otras, porque las personas mayores que acuden mayoritariamente a ellas no tienen otra fuente de recursos más que una bajísima pensión. Estas personas han visto en las ollas comunes una gran ayuda para sobrevivir.

Uno de los líderes sociales que encabeza esta iniciativa comunitaria en la población Los Nogales de Estación Central, Hernán Olivi, me contó que los adultos mayores están “aterrados” ante el inminente cierre de la olla común Nogales Sur, que entrega 150 raciones diarias, de lunes a viernes. “Es un grupo cautivo que depende de nosotros para comer diariamente”, me afirmó. Y así como este caso, sabemos de muchos otros más a lo largo del país que dan cuenta de la realidad de pobreza y vulnerabilidad de este numeroso segmento de la población.

Las cocinas comunitarias siguen siendo fundamentales para la alimentación de muchas personas. ¡No las olvidemos!

Luis Ossa

Director de Acción Solidaria

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