Rol del Ministerio del Interior

Sebastián Cisternas/Aton Chile


SEÑOR DIRECTOR:

Uno de los nudos en la discusión sobre el Ministerio de Seguridad Pública se refiere al rol del Ministerio del Interior. El nuevo ente asumiría el control de la seguridad, del orden público y de las policías. ¿Qué le queda a Interior? se preguntan Tohá y el gobierno y, “para no debilitarlo”, proponen designar al ministro del Interior como jefe de gabinete y atribuirle la coordinación política de ministros, subsecretarios y seremis.

Ello genera suspicacia: se dotaría a Interior de “superpoderes”, convirtiendo al ministro en un “primer ministro”. El asunto no es baladí porque dotar de poderes adicionales a un órgano estatal requiere un estudio detenido y responsable sobre posibles contiendas de competencia y las mayores responsabilidades que debiesen seguir de ese mayor poder. ¿Es eso necesario? ¿Tenemos tiempo para estas reflexiones? Veamos.

El nuevo ministerio no priva a Interior de sus demás funciones relevantes. Además de la vicepresidencia de Chile en ausencia del Presidente, le compete la coordinación política y local del territorio, su administración fronteriza y migratoria, y la coordinación de emergencias, desastres, y catástrofes, entre otras. Por lo demás, se ha propuesto también integrar la Segpres a Interior, reafirmando su titularidad política en el gobierno, y de paso, aplacando los cuestionamientos por el incremento de gastos que supone crear un nuevo ministerio.

Pero además: ¿corresponde debatir sobre la figura del “jefe de gabinete” en medio de la apremiante crisis de seguridad? Evidentemente no es oportuno ni prudente hacerlo. De hecho, el asunto es tan antojadizo, que es inevitable preguntarse si no estamos, nuevamente, frente a una maniobra dilatoria de parte de quienes resisten, inconsciente o deliberadamente, todo lo que fortalezca el orden institucional.

Fernanda García G.

Faro UDD

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