¿Simce o diagnóstico?

SEÑOR DIRECTOR
El Simce es un sistema de pruebas estandarizadas que se aplican en forma censal a todos los estudiantes en algunos niveles y disciplinas. También incluye indicadores de desarrollo personal y social de los alumnos y encuestas a directivos, docentes y familias. Se trata de pruebas comparables de un año a otro y que sus resultados tienen consecuencias en la clasificación de las escuelas que hace la Agencia de Calidad y también impacto en asignaciones de desempeño de los docentes (SNED). Es evidente que en un contexto como el actual, aplicar el Simce como lo establece la normativa, no cumplirá con sus objetivos. No tiene sentido establecer comparación de resultados con años anteriores cuando es probable (y aún no lo sabemos) que no tengamos clases presenciales por muchos meses.
No obstante, aplicar un instrumento diagnóstico que permita tener datos (y no solo intuiciones) acerca de cuál ha sido la magnitud de los efectos de la suspensión de clases en los aprendizajes, en el desarrollo personal y social de los alumnos y recoger información sobre cómo han operado las escuelas y los estudiantes de parte de directivos, docentes y familias, parece ser un aporte especialmente importante en estas circunstancias para abordar el futuro.
Esta medición diagnóstica no tiene por qué ser contradictoria con la necesaria preocupación por los efectos sicológicos y de estrés que están viviendo las comunidades y tampoco con entregar insumos para evaluaciones propias en los establecimientos. Se pueden hacer ambas cosas. El Ministerio debe poner especial atención en estos factores y a la vez recoger y entregar información sobre qué pasó en este tiempo con los aprendizajes de nuestros niños, indagar la magnitud de las brechas, dónde se dan los mayores problemas, en qué áreas hay mayores rezagos, cómo ha afectado el desarrollo de la autoestima, el interés por el estudio y otros indicadores socioemocionales.
Una medición diagnóstica sin consecuencias y con un currículum priorizado no debiera ser causa de mayor estrés para los docentes, la mayoría de los cuales ha hecho en esta etapa esfuerzos increíbles para mantenerse cerca de sus estudiantes y adecuar sus maneras de enseñar a las nuevas circunstancias. Al contrario, sus resultados serán un insumo para asumir el desafío de futuro con información relevante para las escuelas y la política pública.
Mariana Aylwin
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