SEÑOR DIRECTOR

Mi visión sobre la crítica situación del Teatro Municipal no es solo la de un artista, sino también la de un chileno, porque creo que debe ser protegido y cuidado como lo que es: una gema valiosa e irremplazable del patrimonio artístico y cultural de nuestro país.

Y deben ser protegidos y cuidados los trabajadores que laboran en él (cuerpos estables, técnicos, etc.), ya que son ellos quienes hacen posible que el complicado engranaje que comporta el funcionamiento de una gran casa de arte fluya sin contratiempos, para lo cual me parece fundamental cambiar la dirección artística y la gestión del Teatro Municipal, de manera de adecuar a los recursos financieros y económicos del teatro una programación acorde con ellos, manteniendo por supuesto calidad y excelencia pero en el marco de la realidad , la sensatez y el buen criterio.

Obviamente se pueden hacer estupendas temporadas de conciertos, recitales, ballet y ópera ( máxime cuando contamos con una importante generación de cantantes líricos chilenos de extraordinario talento), aterrizadas en posibilidades concretas y no en vanos sueños desmedidos, que han llevado a nuestro querido Teatro Municipal al borde del abismo.

Roberto Bravo