¿Tiene salida la Convención?



SEÑOR DIRECTOR

“El proceso es tan importante como el resultado, sino, basta con recordar la experiencia colombiana y el Brexit”. La dura carta de renuncia de Lorena Penjean a la secretaría de comunicaciones de la Convención pone sobre la mesa el riesgo de fracaso del proceso. Mientras hay quienes intentan tapar el sol con un dedo -que basta de campañas de desprestigio, que no cunda el pánico y así-, la exdirectora de The Clinic formuló una crítica aguda e indispensable. Porque, a estas alturas, la crítica quizá sea lo único que haga reaccionar a este órgano.

Ninguno de los factores señalados por Penjean son un misterio para quien haya intentado seguir o colaborar con el trabajo de la Convención. Su actual “falta de tiempo” y de “cohesión interna” dependen, tal como señala la periodista, “del comportamiento de las y los constituyentes”.

Ese punto es crucial. Aunque han surgido propuestas muy inquietantes luego de las primeras votaciones en cada comisión -amenazas a la independencia judicial, una posible eliminación del Senado y eventuales expropiaciones de diverso tipo-, el mayor problema no reside ahí. Lo más grave, y que dificulta cualquier intento de rectificación, es el ensimismamiento y desorden político de un número significativo de convencionales.

Muchos apuestan al pleno para corregir los excesos, pero los dos tercios que ahí se requieren no serán como el maná caído del cielo: la legitimidad no se construye de un día para otro. Ella exige un trabajo político y jurídico con vocación de transversalidad que por ahora no es la regla, sino la excepción. Si acaso hay una solución, ella pasa por replicar dichas excepciones. Pienso, por ejemplo, en la sólida iniciativa sobre Banco Central autónomo, encabezada por Renato Garín y firmada por convencionales que van desde RN hasta los pueblos originarios.

La gran duda es si este tipo de esfuerzos podrán multiplicarse al punto de revertir el escenario. ¿Estarán dispuestos los convencionistas a abandonar el espíritu de revancha, respetar los pilares del modelo democrático occidental y tomarse en serio el diálogo con todas las fuerzas políticas?

Al responder esta pregunta ya no hay excusa que valga. Esto no depende ni de los “vetos” ni de los “30 años”. Son los constituyentes y la izquierda quienes tienen la palabra.

Claudio Alvarado

Director ejecutivo del IES

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.