Trump, Venezuela y el narcotráfico
El Presidente Trump ha anunciado que indultará al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien actualmente cumple una pena de cárcel de 45 años en una prisión federal estadounidense por haber traficado 400 toneladas de cocaína a los Estados Unidos.
Al hacerlo en el momento en que EE.UU. estaría punto de lanzar un ataque militar a Venezuela, sobre la base de alegaciones infundadas de tráfico de drogas a los EE.UU. (ninguna embarcación con fentanilo ha sido jamás detenida en el Caribe), y de un ficticio supuesto “Cartel de los Soles”, expone el fraude que la “guerra contra las drogas” de la administración Trump realmente es.
Este indulto a Hernández no solo desmiente la narrativa de Washington para justificar sus ilegales operaciones navales contra Venezuela y el cierre de su espacio aéreo, sino que también da abajo con toda pretensión de estar combatiendo a los verdaderos carteles de la droga, como el de Sinaloa. Como dijo la entonces administradora de la DEA, Ann Milgram en marzo de 2024, cuando Hernández fue condenado, “Cuando el líder de Honduras y el líder del Cartel de Sinaloa trabajan mano en mano para mandar drogas mortales a los EE.UU., ambos deben asumir su responsabilidad”.
En su Presidencia (2013-2021) Hernández convirtió a Honduras en un narcoestado y un conducto clave para el transporte de drogas a los EE.UU. Numerosos testimonios evidencian la entrega de cientos de miles dólares al entonces Presidente para proteger a narcotraficantes. El hermano del Presidente, “Tony” Hernández, un excongresista, hoy día también cumpliendo pena de cárcel en una prisión federal estadounidense, colaboraba tanto con el Cartel de Sinaloa, que este le puso sus iniciales (“TH”) a un cierto tipo de cocaína.
Con este indulto, el mensaje de la Casa Blanca a los líderes latinoamericanos es claro: es permisible asociarse con el crimen organizado, y siempre que se cuente con la simpatía de quienquiera ocupe la Oficina Oval, se estará a salvo.
Mas allá de ello, sin embargo, este indulto expone la falsedad de las justificaciones públicas de la política de EE.UU. hacia América Latina bajo Trump. Las maniobras militares en Venezuela y las amenazas de bombardear el Cartel de Sinaloa en México no tienen nada que ver con combatir el narcotráfico (¿sino por qué indultar a un socio del Cartel de Sinaloa como Hernández?). Estos son meros ejercicios de relaciones públicas destinados a apelar al electorado de Trump y de su Secretario de Estado, Marco Rubio, especialmente en Florida, donde las deportaciones masivas de venezolanos, cubanos y nicaragüenses (comunidades que habían apoyado a Trump) han generado una sensación de traición. Tumbar a Maduro es para apaciguarlos.
En dos siglos de historia, los EE.UU. ha invadido y atacado militarmente a numerosos países de Centroamérica y el Caribe. Nunca lo ha hecho con un país sudamericano. El que Washington se prepare para hacerlo ahora con Venezuela bajo falsos pretextos, meramente para apelar a la base electoral del Presidente y de su Secretario de Estado, nos revela las profundidades a las que han caído las relaciones interamericanas.
Por Jorge Heine, investigador no-residente en el Quincy Institute
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