Una realidad dolorosa

adopcion sename


SEÑOR DIRECTOR:

Dolor, ofensa, angustia. Así nos sentimos como familia al abrir su edición del sábado, y leer la viñeta de humor de Hervi. Nos costó creer lo que estábamos leyendo. Era difícil comprender que, con tanta liviandad, el diario se riera tan libremente de una realidad que es tan dolorosa para muchos niños. A quienes no vieron la imagen, el resumen es simple: una niña le dice a su muñeca Barbie que ya es hora de que sepa la verdad, porque es hija de padres drogadictos y es adoptada. Ese es el chiste. Y como familia adoptiva, sigo sin entender en qué parte tengo que reírme.

No pretendo una cancelación del humor, no me estoy quejando de un mal chiste que hirió una capa sensible de mi piel; me estoy quejando porque no logro entender que un medio piense que reírse de una situación como ésta es, de alguna manera, aceptable. ¿Saben, acaso, lo difícil que es para un lactante que nace con síndrome de abstinencia alcohólico-fetal, recuperarse de esa angustiante experiencia? ¿Entienden la cantidad de obstáculos que enfrentan esos mismos niños en su proceso de recuperación de una realidad de la que son víctimas? ¿Comprenden el dolor de las familias que hacen todo lo posible por sacar adelante a niños que no nacieron en igualdad de condiciones, y que tendrán que lidiar con este estigma toda su vida?

Muchas familias adoptivas luchamos por eliminar la estigmatización de nuestros hijos, y eso significa exigir respeto por una dura realidad. Ser hijos de padres drogadictos, y ser abandonados al sistema adoptivo, no tiene nada de divertido. Lo sabrían si estuvieran un poco más cerca de la realidad.

Mayra Kohler Rodríguez

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