Violencia contra las mujeres

SEÑOR DIRECTOR:

Se conmemoró un nuevo 19 de diciembre, día contra el femicidio y, como es costumbre, nos llenamos de titulares escandalizados por las cifras. Durante los últimos 10 años, la cifra de femicidios consumados se ha mantenido relativamente estable, con alrededor de 40 casos al año. Sin embargo, la cifra de hechos frustrados ha aumentado, alcanzando este año a más de 200 casos.

Lo más preocupante es que también en los últimos 10 años, la legislación y políticas públicas contra la violencia, especialmente para sancionarla, han aumentado, tomando visibilidad como un problema público. Entonces, la pregunta que cabe hacer es: ¿en qué estamos fallando?

Si miramos el Congreso, cuando se trata de aumentar penas, prácticamente todos los votos se ponen a disposición; no obstante, cuando cambiamos los términos de la discusión y nos trasladamos hacia la prevención, comienzan las disidencias. El proyecto de ley de derecho a una vida libre de violencia sigue en el Congreso desde el 2017, pese a las constantes urgencias. Ante este proyecto que propone diversas mejoras institucionales para enfrentar la violencia, hay otras urgencias; cuando se pide más presupuesto para el ministerio y los servicios encargados de prevenir y accionar frente a la violencia, hay otras urgencias; cuando se propuso discutir sobre educación sexual integral para incorporar el autocuidado, el consentimiento y el respeto desde la infancia, había otras urgencias.

Siempre hay urgencias ante las cuales las vidas de mujeres y niñas deben esperar. Y mientras ello ocurre, seguimos sin lograr enfrentar la violencia. Y esto sin mencionar la violencia sexual, donde los números son aún peores. Si pretendemos llegar a cero como propone la última campaña del gobierno, necesitamos ampliar los términos de la discusión y avanzar en prevención, protección y reparación, dejando de lado las políticas punitivas, muy efectivas para conseguir votos, pero ineficientes para erradicar la violencia.

Danitza Pérez