Violencia en los hospitales
SEÑOR DIRECTOR:
Los hospitales públicos y centros de salud familiar han sido testigos de una escalada de violencia que no sólo pone en riesgo la integridad de los pacientes, sino que también amenaza la seguridad y bienestar del personal de salud. Los asaltos, robos de vehículos y hurtos de pertenencias han convertido estos espacios, que deberían ser refugios de cuidado y recuperación, en lugares inseguros y aterradores.
La situación es alarmante. Los trabajadores de la salud, quienes dedican su vida a atender a los demás, se sienten vulnerables en su propio lugar de trabajo. Según testimonios de médicos y enfermeros, algunos han llegado a considerar la posibilidad de renunciar debido a la creciente inseguridad, como es el caso del Hospital El Pino, en donde recientemente hubo tres “portonazos” a funcionarios que llegaban a trabajar.
Es imperativo que el gobierno tome medidas urgentes para abordar esta crisis. La seguridad en los hospitales y centros de salud no es un lujo, es una necesidad fundamental. Se requiere de un plan integral que incluya la implementación de protocolos de seguridad, mayor presencia policial y la colaboración con la comunidad para garantizar que los recintos de salud sean espacios seguros para todos.
La salud es un derecho humano y debe ser protegida en todas sus dimensiones. No podemos permitir que el miedo y la violencia arrebaten la vocación de quienes dedican su vida al servicio de los demás. Hacemos un llamado a las autoridades para que escuchen el clamor del personal de salud y de la comunidad. La solución a esta crisis debe ser prioritaria, porque cada vida que se atiende en nuestros hospitales es un testimonio del compromiso con la salud y el bienestar de nuestra sociedad.
Ivonne Narváez
Directora Escuela de Medicina
Universidad de Santiago