Paula

Costurera del lujo

Después de estudiar Teatro y actuar en un par de teleseries, a los 30 años Kika Neumann, arriba en la foto, decidió que no podía seguir desobedeciendo a sus ganas de hacer ropa y dedicarse por entero al diseño. Se inscribió en el taller de la respetada costurera Laura Rivas y allí aprendió todas las claves que ha desplegado en sus siete colecciones: lo fundamental de una buena tela, el arte del planchado, el instinto como motor fundamental de la creación de una pieza. A tres años de haber lanzado su marca, nadie podría cuestionar que lo suyo es el lujo en su estado más puro.

Paula 1135. Sábado 23 de noviembre de 2013.

"Lujo" es una de las palabras más manoseadas del vocabulario de la moda, tanto, que cualquier vestido largo con un par de brillos es, por estos días, calificado livianamente de lujoso. Pero, en estricto rigor, en moda lo lujoso es solo aquello hecho a mano con materiales nobles por un experto al que le ha sido traspasada una tradición. Bajo esas reglas, en Chile destaca el nombre de Kika Neumann (38 años), que, además de hacedora de prendas de factura impecable, desarrolla en torno a su marca –Kika Neumann– un modo exclusivo de aproximarse a la compra. Lo suyo no es una tienda, es un taller. Se autodefine como costurera, no como diseñadora.

Neumann abre su tienda-taller del Barrio Italia seis veces al año: solo tres ventas abiertas a público por colección, una de verano y una de invierno. El resto del tiempo solo recibe a quienes piden hora. Su objetivo es ofrecer una experiencia totalmente distinta a la que se vive en el mall o en un espacio de tránsito rápido. También, Neumann llama por teléfono a sus clientas cuando durante el proceso de confección de un vestido o de una blusa se da cuenta de que es perfecto para alguna de ellas debido a su silueta, actividad profesional e intereses. Es más, Neumann reserva una hora y recibe con champaña. Juntas –costurera y clienta– miran, tocan y prueban la prenda. Resuelven detalles. Se produce un diálogo frente a esa pieza como si se tratase de una obra de arte.

Sus colecciones no superan las 25 prendas. A público abre su tienda-taller solo seis veces al año, el resto del tiempo hay que pedir hora. Para 2014 espera lanzar por primera vez una colección para novias y madrinas.

El taller de Kika Neumann está emplazado en una casa de líneas simples y mucho blanco en Girardi 1703. Un espacio pulcro que contrasta con los talleres mecánicos vecinos y casas particulares sencillas propias del sector. En su interior cuelgan tres grandes lámparas verde agua que van en perfecta armonía con las baldosas del mismo color del piso. A este lugar llegó en 2010, mucho antes de que el barrio se pusiera de moda y se transformara en un polo de nuevas propuestas de diseño y decoración. "Mi clienta, mujer mayor de 30 años, vive en el barrio alto, pero se traslada hasta acá y sabe que va a entrar como a una casa. A muchas les encanta no toparse con nadie mientras miran la ropa y se prueban. Yo no me siento muy parte de lo que ocurre hoy en el Barrio Italia. Estoy, pero no estoy. Igual me sirve el boom que se está viviendo aquí porque es un lugar cada vez más ubicable y con más gente", dice.

Hace unos días lanzó su nueva colección primavera-verano 2014 –la séptima de su trayectoria– inspirada en las terrazas latinoamericanas, esas con baldosas coloridas, enredaderas, en las que durante el atardecer corre un aire refrescante. El punto de partida para llegar a esa idea fue un algodón italiano que mezcla índigo con negro y blanco. Con ese material confeccionó la primera pieza de la colección: un vestido entallado y hasta la rodilla. Luego nacieron otras 25 prendas: vestidos, polleras, blusas, shorts y chaquetas hechos con otros algodones, seda, lino, broderie, encaje francés, modal y gamuza, todas telas italianas o brasileñas que desde sus inicios como diseñadora compra en Brasil. La tela es, para Neumann, el soporte fundamental de una prenda de lujo.

"La tela de este vestido es una de las que usé de referencia estética para mi nueva colección primavera-verano. El estampado evoca los azulejos de las terrazas de México, Lima, Bogotá y las que en Chile se pueden encontrar en el Barrio Italia. La paleta de color es fresca, femenina y elegante; púrpura, negro y mantequilla. Es ciento por ciento algodón italiano, aunque parece seda. La espalda está hecha con una viscosa que traje de São Paulo. Todas las terminaciones están hechas a mano", dice Neumann.

 EL FACTOR LAURA RIVAS

Kika Neumann estudió Teatro en la Universidad Católica (es de la generación de su amiga Javiera Contador). A los 21 años egresó y formó parte de las teleseries Aquelarre (TVN) y Sabor a ti (Canal 13). Después se dedicó a la producción teatral y de danza, pero al poco andar, dedicarse por completo a la costura se le instaló en la cabeza como una obsesión. En su casa creció viendo coser a su madre. De hecho, fue ella quien a los ocho años le regaló su primera máquina de coser, una de juguetes con la que Neumann hacía vestidos de papel. Cuando cumplió los 15 años su mamá y su papá le regalaron la primera máquina de coser de verdad, con la que años después en la Escuela de Teatro hacía el vestuario de los egresos. El punto de inflexión se produjo cuando un familiar le encargó su vestido de novia. "De ahí me largué intuitivamente a hacer otras cosas como un vestido de madrina y abrigos que se vendieron de inmediato, y concluí que realmente me quería dedicar a esto. Tenía 30 años y no estaba para entrar nuevamente a una carrera universitaria. No necesitaba la teoría, sino aprender la técnica. Me inscribí en las clases de Laura Rivas", recuerda Neumann.

Rivas, quien murió el 2 de julio de 2013, fue determinante en la visión de Neumann respecto de la moda y el lujo. Con ella estudió dos años. De ella fue que escuchó una y otra vez que "después de coser lo único que quiero es coser". Otra de las máximas de Rivas era que "el diseño no se enseña, sino que es un asunto personal". De Rivas heredó la convicción de que era costurera y no diseñadora. "La Laura se definía a sí misma como una costurera, porque consideraba siútico el término diseñador".

De Laura Rivas heredó la convicción de que es costurera y no diseñadora. "La Laura se definía a sí misma como una costurera, porque consideraba siútico el término diseñador", dice Neumann.

Estudiar con Rivas –maestra de Pola Thomson, Paula Undurraga y Ricardo Lavín– no fue fácil. "Tenía su genio, entonces te enseñaba lo que quería. No era una pedagoga. Muchos de sus alumnos salían llorando después de la primera clase. Había que ser fuerte para perseverar. Su saber era de la experiencia, de la vejez, de la sabiduría. Una vez me pidió hacer una falda pantalón y mientras yo la armaba me di cuenta de que estaba pésimamente mal hecha, pero la Laura no me pescaba. Concentrada haciendo solitarios me decía que siguiera. La armé entera y cuando terminé le dije: Laura, esto está mal, no funciona. Ella me respondió: 'bueno, entonces ¿por qué lo terminaste si sabías que estaba mal armado?'. Fue súper bonito porque me enseñó que no importa tanto lo que diga el maestro, sino que hay que seguir la propia intuición".

El top y la falda son de crepé de seda azul con encaje francés, este último empastado, nombre que se usa cuando un género se trabaja sobre otro y se unen a mano mediante un hilván que se saca al terminar el vestido, logrando un calce y caída perfectos. El encaje también es de seda, de Solstiss, una de las firmas más prestigiosas del mundo donde la casa inglesa Alexander McQueen compró el encaje para hacer el vestido de novia de Kate Middleton.

"La Kika siempre fue aplicada y con buen gusto, y eso se ve reflejado en lo que ha construido colección a colección. Es muy consistente en su trabajo", dice desde Nueva York Pola Thomson.

Kika Neumann aprendió de Laura Rivas a eliminar el overlock y, lo que determina su trabajo, a que el resultado de una prenda depende, además de la calidad de la tela, de su planchado antes de cortarla y después de coser el más mínimo pliegue.

Fundamental también en su formación ha sido su pareja, el diseñador Pablo Núñez, con quien comparte taller en el Barrio Italia y es el responsable de la imagen de la marca Kika Neumann. "Su mamá tenía talleres de costura en San Fernando, entonces creció rodeado de ese mundo, y posteriormente estuvo a cargo de la carrera de Diseño Integral y de Vestuario en la Universidad Vicente Pérez Rosales y estudió en la Domus Academy de Milán, una de las más importantes del mundo con énfasis en vestuario. Con ese ojo experto me dijo que yo tenía talento y me alentó a dedicarme a esto", dice.

Desde que lanzó su primera colección en enero de 2011, sin nombre como todas, Kika ha evolucionado. Hoy es capaz de producir más modelos por temporada y de crear mejores looks. Para armar cada colección mira desfiles, revisa revistas y se empapa de las tendencias mundiales. Después busca su propia inspiración. "No me interesa lo que está de moda, sino hacer una buena prenda", aclara.

"La Kika es una diseñadora seria y con muy buen gusto. De líneas simples, construye un estilo minimalista que potencia con la búsqueda de telas de la mejor calidad. Me llama la atención la buena confección de sus trabajos y lo perfectas de sus terminaciones", dice Magdalena Jiménez, productora de moda que este año estuvo a cargo del concurso Feria Pyme de Falabella, cuyo objetivo fue seleccionar a los 10 mejores diseñadores nacionales.

Partió tarde respecto de un buen número de diseñadores chilenos. No se ha lanzado a hacer colecciones que superen 25 prendas. No ha querido agrandar su taller ni trasladarlo a Las Condes o Vitacura. Kika Neumann prefiere dar pasos pequeños que aseguren la calidad de sus prendas, pero también una trayectoria de largo aliento, impulsada también por su experiencia junto a Laura Rivas, quien siguió cosiendo y enseñando hasta que no pudo más. "En 2014 espero lanzar mi primera colección de novias y madrinas y estoy pensando en abrir un taller para enseñar. Ahora que la Laura murió me siento un poco como su heredera. Compartíamos esa pasión por la costura. Me interesa transmitir su legado", dice Kika, quien actualmente es docente de la Escuela de Diseño de Imagen, Mención Moda en Uniacc.

"Vestido en georgette de seda púrpura. Tiene aproximadamente 4 metros de género solo en la falda. El volumen aparece con el movimiento al caminar, de esta forma se logra en un vestido de fiesta una sensación etérea, femenina y chic. Tiene mangas dolmán, un sello de mi marca, que incorporo porque estilizan la silueta y los brazos se ven muy elegantes. El falso es una enagua de charmeuse de seda separado del vestido transparente que va sobrepuesto. La idea es que tengan un movimiento independiente", describe Neumann.

"Esta foto fue para el cumpleaños número 92 de la Laura Rivas en febrero de 2008. Yo ya había terminado mis clases con ella pero con la Pola Thomson (a la izquierda) fuimos a su casa a celebrarla", cuenta Kika Neumman (der).

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