Esos malos edificios nuevos
<a href="https://www.paula.cl/blog/?p=10784"><img src="https://www.paula.cl/i/h/pic_destacado_1134.jpg" alt="Esos malos edificios nuevos " /></a> En Maip

Santiago ha crecido hacia el cielo. Varias decenas de edificios se construyen por año. La explosión inmobiliaria hizo que los chilenos invirtieran en departamentos con piscina, ascensores, gimnasios, bodegas, hall de entrada de doble altura, estacionamientos y conserje a la puerta. Y muchas de esas aspiraciones quedaron en el suelo con el terremoto.
Un total de 480 viviendas dañadas en la Región Metropolitana fueron declaradas inhabitables, de acuerdo a un primer informe del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) esto incluyen edificios, casa y recintos públicos
Un 70% de las 2.338 edificaciones revisadas en la región Metropolitana hasta el miércoles 3 de marzo, no presenta fallas que ameriten su evacuación, en tanto que otras 148 edificaciones continúan en estudio, para determinar con certeza el grado de daño en que se encuentran.
Este primer balance abarcó 23 comunas de la Región Metropolitana, mientras siguen los trabajos para evaluar más edificaciones y el fin de semana se espera evaluar la totalidad de las estructuras dañadas en la Región Metropolitana.
Por Alejandra Carmona. Fotografías Rodrigo Jensen
Los propietarios que tenían seguros contra sismos esperan que se hagan efectivos y su deuda quede en cero. Quienes pagaron el total del departamento tienen la esperanza de que las demandas colectivas que presentarán en contra de inmobiliarias y constructoras les permitan recuperar la plata invertida.
En Maipú, dos edificios quedaron inutilizables y la historia se repite en otras comunas de la capital, mientras la imagen del edificio en Concepción, que se desplomó dejando decenas de muertos, se convierte en el símbolo del desastre. ¿Quién responde por las construcciones de cartón que casi quedaron en el suelo? Aquí vecinos de tres edificios se hacen la misma pregunta.
Edificio Central Park
Balmaceda 2150. Santiago Centro.
Características: 2 dormitorios. 2 baños. Segundo piso.
Superficie: 64,30 m2.
Precio: 1.332 UF.
Fecha de entrega: año 2004.
Constructora: DLP
Inmobiliaria: Adportas.
Familia: Marcela Leiva (46), dueña de casa,
José Santander (51), dueño de una tienda de lapizlázuli.
Sofía Aranda (12), hija de Marcela.
"Primero sentí un ruido tremendo y la explosión de las ventanas del departamento. Pensé que había caído un meteorito o que nos estaban bombardeando. Después me di cuenta de que era un terremoto y pensé que el edificio se iba a caer. Fui a la pieza de mi hija de 12 años y la ayudé a levantarse mientras escombros y vidrios seguían cayendo sobre su cama. El ventanal del dormitorio está descuadrado y los vidrios de las ventanas, quebrados. El ventanal del comedor quedó chueco, no podemos asomarnos a la terraza, porque algún escombro nos puede caer encima. Los estacionamientos tienen grietas profundas y el gimnasio del edificio también. Aquí tengo dos grandes cajas de cartón donde he puesto los escombros. El domingo Bomberos nos dijo que evacuáramos el edificio y mi familia y yo nos fuimos a la casa de mi hermana. Todos los vecinos empezaron a sacar los muebles que podían. Las paredes son de pura arena. Este departamento era mi sueño. Yo sé que las cosas materiales se reponen, yo lo había pagado al contado con una herencia que me dejó mi papá, pero quién me paga la vida que habíamos construido en torno a él. Íbamos al Parque de los Reyes, a la Quinta Normal, a la Biblioteca de Santiago. Yo no quiero cambiar todo eso. ¿A dónde vamos a ir ahora?".
Marcela Leiva (46), dueña de casa.
Edificio Don Manuel
Manuel Sánchez 3271, Macul.
2 dormitorios, 2 baños, noveno piso.
Superficie: 64 m2.
Precio: 1.850 UF.
Fecha de entrega: año 2008.
Constructora: EBCO.
Inmobiliaria: Banmerchant.
Familia: Elizabeth Parra (47)
Cecilia Parra (45)
Francisco Contreras (12), hijo de Cecilia.
Han pasado dos días desde que el terremoto sacudió el edificio Don Manuel, en Macul, y los vecinos no saben qué pasará con los departamentos que compraron hace dos años. El edificio tiene incontables grietas que se hacen más profundas desde el noveno piso hacia arriba. Cecilia Parra habita el departamento 902 con su hermana Elizabeth y el hijo de ésta, Francisco. Su vivienda quedó inutilizable. Sobre la puerta de entrada, en el techo, se asoma un profundo agujero. Lo mismo debe ocurrir en el techo del departamento de abajo, porque al entrar al de Cecilia, se siente un hoyo bajo los pies. "Están los representantes de la inmobiliaria", le avisa un vecino a Cecilia y ella corre escaleras abajo a escuchar qué tienen que decir.
En el hall de entrada del edificio quedan vestigios de la vigilia de los vecinos la noche del terremoto. En la mesa de centro hay cigarrillos, tazas con café frío servido, galletas. En el suelo, restos de muros descascarados. Hay sectores en que parece que hubieran sacado el revestimiento a paladas. Ante un importante grupo de habitantes del edificio, Fabricio Savastano, el subgerente de ventas de la Inmobiliaria Banmerchant, intenta explicar su presencia. Derechamente, está nervioso. Las preguntas salen expulsadas de las bocas de todos los vecinos al mismo tiempo. "Qué pasará con los créditos hipotecarios, y con los que pagaron al contado, y qué hay de las reparaciones sicológicas". Savastano, apoyado contra una de las paredes desconchadas, responde: "Estamos preparando un informe para determinar los daños y eso va a estar listo mañana". Una mujer treinteañera le susurra a su marido: "A qué cresta viene si no nos va a decir nada". Una adolescente se apoya en el hombro de su madre y se echa a llorar. Apenas se escucha cuando murmura: "Mi casita".
Cecilia toma la palabra: "Sabe qué más, yo quiero hablar con el gerente. Nos mandan a un pelele que no tiene ni una respuesta para nosotros. Yo no voy a aguantar que me pasen por encima", dice, y le grita en la cara: "Yo no quiero vivir más en un departamento, menos en estos que se están cayendo a pedazos". Savastano, cansado, se encoge de hombros. Insiste en el informe. Por el momento, no tiene nada más que decir.
Edificio San José
San José 1062, San Bernardo.
Dos torres de departamentos, de 20 departamentos cada una.
Entre 60 y 79 m2.
Precio: entre 1.250 y 1.600 UF.
Fecha de entrega: año 2000
Constructora e Inmobiliaria: Francisco Lorca.
Son decenas de familias que intentan salvar todo lo que pueden de las torres San José, en San Bernardo. La gente sube y baja como hormigas por las escaleras, cargando sus cosas: colchones, mesas, televisores, bolsas de basura con ropa, todo lo que puedan rescatar. Todo es todo: se llevan también lavaplatos y perfiles de aluminio. "Lo más seguro es que van a demoler los edificios y no sabemos cómo nos van responder la constructora", explica César, que ha venido a ayudar a sus ancianos padres a trasladar sus pertenencias. "Su proyecto de vida quedó truncado por un trabajo mal hecho", continúa, mientras pasea al equipo de Paula por el departamento. Está lleno de grietas, explotaron las cañerías y, al retirar restos de papel mural, se advierten más grietas. Hay que salir con precaución de los edificios porque las cornisas decorativas que pusieron en el último piso están a punto de caerse. La que fue una sala multiuso está con serios daños. Se pueden ver los fierros, hoyos profundos en las paredes. La municipalidad les pidió que desalojaran las torres y hará una evaluación de daños para determinar si tiene reparación o se demuelen, pero ningún vecino cree que se mantengan en pie. Probablemente ninguna quiera. Mientras César habla, los vecinos sacan sus cosas lo más rápidamente posible por temor a algún derrumbe; los camiones de mudanzas enfilan por la calle San José. "Yo pedí un crédito hipotecario por el 100% a 30 años. Pagué 190.000 pesos mensuales durante 10 años y no sé qué va a pasar con ese monto", dice el propietario Iván Rojas. Un ruido interrumpe la conversación. Un vecino sacó un colchón por una de las ventanas de un departamento en primer piso. Cualquier sonido es una amenaza. "Mejor salgamos, un remezón fuerte y esto se cae", dice Rojas.
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