Hablemos de feminismo

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Aunque se trate de una palabra que todas usemos, su concepto -al ir adaptándose y estar en constante transición- suele prestarse para infinitas interpretaciones. Junto a académicas y organizaciones dedicadas al tema, en Paula quisimos definir qué entendemos por feminismo y por qué es importante sumarse a esta causa.




NO es machismo al revés

Pensar que el feminismo pretende que la mujer domine o sea superior a los hombres es un error. "Es totalmente lo contrario. Este movimiento buscar terminar con todas las presiones estructurales adjudicadas a cada sexo. Habla de igualdad de derechos en lo económico, social y cultural. Es algo tan simple como estar en el mismo plano. Ni más arriba, ni más abajo", explica la presidenta del Partido Feminista, Rosa Moreno. Para la antropóloga y vocera de la Coordinadora Feminista 8M, Francisca Fernández, tiene que ver con un proceso de liberación múltiple como respuesta a las opresiones en contra de la mujer. Sin embargo, reconoce que al tener un carácter colectivo, algunos creen que podría ser impotente y lo asocian con machismo. "Es comunitario y requiere de unión. Es una lucha que necesita hacer ruido para hacer cambios y eso solo se logra a través de la organización masiva", dice.

SÍ es visibilidad

"Como mujeres somos parte fundamental de la historia, pero es imposible saberlo si el patriarcado se encarga de esconderla. Lo que hablamos de nuestro despertar de consciencia se basa en las 'olas del feminismo', sin embargo, solo hace referencia a la cronología de un movimiento, y esta lucha es más que eso. Hay historiadoras que afirman que mujeres de otras razas y etnias lo practicaban antes de la Revolución Francesa", dice Carla Rojas, directora del diplomado de Recursos Humanos y Perspectiva de Género de la Universidad de Chile. Y agrega: "Ada Sinacore, canadiense que participó en el movimiento en los 70, asegura que uno de los errores fue academizarlo porque quedaron fuera otras formas de entenderlo. El feminismo actual lucha por eso. Porque sabemos que si somos incluidas en la historia seremos tomadas en cuenta".

NO es excluyente

"Todo ser que lo promulgue, es bienvenido. Entre más, mejor. Un hombre, una mujer transexual o alguien no binario puede formar parte. Porque esto tiene que ver con una perspectiva relacional y con el cómo puede aportar esta mirada en su cotidianidad", dice Francisca  Fernández, antropóloga y vocera de la Coordinadora Feminista 8M. Rosa Montero, presidenta del Partido Feminista, concuerda con esto. Para ella, cuando hay corrientes que son excluyentes, dejan de ser representar las demandas del movimiento. Además, aclara: "en las protestas son todos bienvenidos, sin embargo, se crean bloques separatistas como espacios seguros para que las mujeres se puedan manifestar tranquilamente".

SÍ se construye

Carla Rojas explica que el feminismo no es parte de la esencia de las mujeres, ya que al haber sido formadas de manera patriarcal, tenemos normalizadas ciertas conductas propias de una sociedad machista. "Las mujeres debemos deconstruirnos y volver a crearnos, pero de una manera mucho más integradora. Yo me acuesto todos los días pensando en qué hice feminista y qué podría haber hecho mejor. Porque serlo requiere de acción, no puede quedarse en un discurso pasivo. Ser feminista es un trabajo constante de erradicación", dice. Y también es una realidad que se construye a través del lenguaje, respetando al de al lado, entendiendo lo que es sororidad. "El tratarnos mal responde al cómo nos educaron sobre lo que debían ser las mujeres. Nos enseñaron a ser competitivas entre nosotras porque necesitábamos pelear por el amor de un hombre. A ser mujer a través de los ojos de un otro. A mí no me extraña que una feminista recaiga en juzgar a otra por cosas que se crearon en el patriarcado. Pero este movimiento supone una ética y hay que mirarse constantemente para ir trabajando en una misma", dice Tatiana Hernández, socióloga del Observatorio de Género y Equidad.

NO es una moda

Según explica Carla, una de las mayores críticas del feminismo es que las mujeres históricamente, cuando logran una causa, se desarticulan como grupo. Que cuando ganamos un derecho, el movimiento se termina disolviendo y que por esta razón se habla de olas y no de un movimiento que perdura en el tiempo. "Yo creo que esto ocurre porque, como decía Julieta Kirkwood -una de las fundadoras e impulsoras del movimiento feminista en Chile- esta corriente nos obliga a romper los nudos con los dedos y las uñas, de manera pensante, y no con un cuchillo. Y el riesgo está en no articularlos bien para algunas cosas ya que, al ver diferentes opiniones sobre el feminismo, se puede desdibujar la causa. Pero hay que aclarar que no es una moda. Que esta lucha es, y espero que no lo siga siendo, eterna".

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