Paula

La mujer que piensa la moda

Hace 30 años, la norteamericana Valerie Steele fue pionera en el estudio de la moda cuando nadie osaba pronunciar esa palabra en círculos académicos. Hoy, es la directora y curadora jefe del museo del prestigioso Fashion Institute of Technology, en Nueva York. De su cabeza han salido más de veinte aplaudidas exhibiciones, otros tantos libros y la primera revista académica dedicada al tema. Aquí dice, entre otras cosas, que está cansada de las modelos rubias y flacas, y desmitifica que la moda sea realmente vanguardista.

Paula 1143. Sábado 15 de marzo de 2014.

La última vez que estuvo en París para la Semana de la Moda, en septiembre del año pasado, Valerie Steele (58) se quebró la muñeca el primer día de su estadía. Tuvo que ponerse una férula negra para asistir al esperado desfile de Céline, una de sus marcas favoritas. Una paparazzo le pidió fotografiarla y acto seguido hizo la pregunta de rigor: ¿qué llevaba puesto la famosa directora del Museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York? Valerie respondió: un vestido de la casa francesa Céline, zapatos de la marca francesa Repetto, cartera del japonés Yohji Yamamoto. "No, no", le aclaró la fotógrafa, apuntando a la férula ortopédica. "¡Quiero saber qué es ese accesorio en tu muñeca! ¡Se ve tan interesante!".

Valerie Steele suelta una carcajada mientras cuenta la anécdota en su oficina, en el centro de Manhattan. "Fue un momento tan fashion y bizarro", suspira. La gracia de Valerie es justamente esta: se toma la moda absolutamente en serio, pero es capaz de reírse de sus absurdos y señalar ácidamente sus contradicciones. La mezcla de agudeza, pragmatismo y humor le han valido calificativos como "la mujer más cerebral de la moda" o "el Freud de la moda" en diarios y televisión. También le permite hacer cosas tan diversas como escribir un libro sobre zapatos, dar charlas en universidades y museos en todo el mundo, aparecer en el programa de Oprah, y recorrer subastas con ojo de águila para detectar las prendas que vale la pena adquirir para la impresionante colección del museo que dirige, que suma más de cincuenta mil piezas: es el equivalente neoyorquino al Museo de la Moda.

Su propio estilo es simple. Lleva puestos pantalones negros, botas negras, blusa con un sobrio estampado verde oliva y negro. No usa nada de maquillaje. El pelo rubio ceniza le llega hasta los hombros. Su accesorio más llamativo son unos lentes ópticos con marco retro y aleopardado. Su apariencia es coherente con su visión de la moda. "Tradicionalmente la moda ha sido definida como un patrón regular de cambio de estilo", dice. "Pero realmente se trata de cómo usamos la ropa y los adornos para construir una imagen, una identidad, y eso implica mucho más que alta costura: involucra estilo callejero, cosméticos, tatuajes, incluso alteraciones corporales como la práctica de vendar los pies en China".

Para Valerie Steele hay una razón básica por la que estudiar la moda: es nuestra cultura.

"El diseñador Rick Owens realizó un desfile con mujeres negras de distintos tamaños. En el público alguna gente decía "¡Ésto no es moda!", y otra, aplaudía una visión distinta de la identidad corporal. Porque te cansas de todas las mujeres flacas, altas y rubias caminando por la pasarela".

EL MITO DE LA VANGUARDIA

Todo empezó cuando cursaba un doctorado en Historia Cultural Europea en la Universidad de Yale. Durante una clase en que se empezó a debatir el verdadero significado del corsé victoriano, se iluminó y pensó: quiero hacer historia de la moda. Pero en esa época, principios de los 80, no existía tal cosa. "Moda" era palabra prohibida en las esferas intelectuales, donde nadie la tomaba en serio. De hecho, a fines de los 70 el Metropolitan Museum of Art había causado un escándalo en Nueva York al realizar una muestra dedicada a Yves Saint Laurent.

Valerie fue una de las pioneras en romper el hielo. Al poco tiempo de graduarse estaba haciendo clases de Historia de la Moda en varias universidades. Empezó a escribir libros y ya suma más de veinte, con temáticas como la moda japonesa, el vestido negro o los fetiches. Creó la primera revista académica de estudios de la moda, Fashion Theory, donde se publican artículos interdisciplinarios sobre el tema. Cree que así debiera ser: en sus charlas suele mezclar teoría de la moda con arte, filosofía, sociología y otras áreas.

¿Están legitimados hoy los estudios sobre moda?

Sí y no. Una colega mía se graduó de Columbia en 1997 y sus profesores no la dejaban hacer la tesis en Sociología de la Moda. Son muy pocas las universidades que se especializan en eso, como la Universidad de Estocolmo o la Universidad de Tecnología en Sídney. En general, no hay departamentos de estudios de moda.

"Muchos diseñadores están haciendo vestuario de danza, es un nuevo lugar de prestigio para que muestren su trabajo", afirma Steele.

¿Quizás hay corrientes, como el feminismo, que aún chocan con la moda?

Históricamente las feministas han sido anti-moda, porque la ven como opresiva para las mujeres, aunque hay estudios que argumentan que la moda también puede ser una forma de expresión artística y de resistencia femenina. Sin embargo, la industria de la moda todavía tiene una visión muy estrecha de lo que es aceptable, y cada vez tenemos más grupos que exigen mayor diversidad: por ejemplo, que haya más modelos negras. El año pasado, el diseñador Rick Owens realizó un desfile con "steppers" (bailarinas de step-dance, un baile popular afro-americano). Casi todas eran mujeres negras, de distintos tamaños, bailando con las prendas de la colección. En el público alguna gente decía "¡Esto no es moda!", y otra gente estaba muy entusiasmada y aplaudía una visión distinta y refrescante de la identidad corporal. Porque te cansas de todas estas mujeres flacas, altas y rubias caminando por la pasarela.

¿Qué pasa con la edad? Desde hace un par de años las mujeres mayores están ganando un espacio, por ejemplo en campañas como la de American Apparel o Balmain, pero aún es algo marginal.

Bueno, no es sorprendente que la industria, incluso desde el punto de vista creativo del diseñador, trate de visualizar la ropa en los cuerpos de la gente más "bella". Y tenemos bastante arraigado que la juventud es hermosa. El pelo largo, la piel linda, todos esos son significantes de salud. Dicho eso, por supuesto que hay mujeres mayores que están muy interesadas en la moda y que resienten que, ahora que ellas son las que tienen el poder adquisitivo, la ropa sea demasiado juvenil. Creo que es motivante que haya alguna gente enfocándose en mujeres mayores, como el blog de Ari Seth Cohen. Pero es un aspecto desafortunado que la vejez no parezca buena comparada con la juventud.

El 13 de septiembre se inaugura la próxima exhibición de Steele, dedicada a la relación entre la moda y la danza.

La moda sugiere cambio, pero pareciera que en temas de fondo, como estándares de edad y belleza, es más conservadora.

La moda no es particularmente progresista. Siempre se dice que está adivinando lo que viene, ¡pero a menudo está rezagada! La moda no lideró el camino en el tema de los derechos de las mujeres o los derechos civiles de minorías o el anticolonialismo: más bien fue tambaleando detrás de esos cambios. Es un mito que la moda sea vanguardista. Lo que idealmente quieres, en el mundo de la moda, es acertar ahora: en esta temporada. No puedes desafiar demasiado a la gente porque si no, no van a comprar tu ropa. No es bueno desde un punto de vista financiero ser el primero en hacer algo. Vivienne Westwood fue la primera en hacer corsés, ¡pero no ganó un peso! Gaultier y Lacroix, que los hicieron después, ganaron mucho más. Hay que esperar un par de años hasta que el ojo se acostumbre.

Es decir, no se están produciendo cambios radicales.

Ninguno en términos de estilo, nada comparable a los años 70, cuando fue realmente una revolución que las mujeres usaran pantalones. O sea, yo me acuerdo que hicimos huelga en el colegio para que nos dejaran usar pantalones. Hoy, yo creo que los cambios más grandes están pasando a nivel de sistema: la completa toma del poder por parte de la fast fashion, y la forma en que la moda se ha bifurcado: por un lado 1 por ciento es alta costura de lujo, y 99 por ciento es moda rápida. Es paralelo a lo que ha pasado en nuestra sociedad. Y, por supuesto, los efectos aún no determinados de internet. Ves todo enseguida y entonces cuando llegan las colecciones a las tiendas, seis meses después de los desfiles, ya no te interesan.

En ese contexto, ¿tienen sentido los desfiles hoy?

Creo que no. Pero a nadie se le ha ocurrido una alternativa viable. Helmut Lang trató de hacer un desfile en internet, pero al parecer no hay sustituto para estar ahí. Mirar prendas es parte de algo comunitario, ves cómo tus colegas están reaccionando, porque en teoría las personas que asisten a los desfiles son quienes controlan el acceso a este mundo. Editores, periodistas, compradores: todos quieren ver cómo reaccionan los demás. Y también quieres ir al backstage y tocar las prendas, lo cual no puedes hacer por internet.

A Queer History of Fashion fue la exhibición que en 2013 montó Steele en el FIT de Nueva York, cuyo objetivo era revelar cómo la cultura gay ha moldeado profundamente la alta costura.

ALTA COSTURA, COPIA CASERA, FAST FASHION

Esta entrevista se hizo a pocos días de que comenzara la más reciente Semana de la Moda de Nueva York y Valerie Steele no estaba demasiado expectante. Tenía ganas de ver lo que algunos de sus diseñadores favoritos están haciendo: María Cornejo, Narciso Rodríguez, Rick Owens, pero lo que realmente le quita el sueño es la curatoría de su próxima exhibición sobre la relación entre la moda y la danza (que se inaugura el próximo 13 de septiembre). "Muchos diseñadores están haciendo vestuario de danza, es un nuevo lugar de prestigio para que muestren su trabajo", asegura. "El ballet de Nueva York ha contratado a gente como Valentino, Rodarte y Altuzarra; el de París ha trabajado con Lacroix y Gaultier".

Valerie ha organizado y curado más de veinte exhibiciones en el Museo del FIT. Entre ellas, una muestra sobre el corsé, una de sus obsesiones; una llamada El amor y la guerra sobre la influencia de lo militar en el estilo; otra sobre lo gótico; otra sobre lo preppy. En 2013 su exhibición sobre la influencia de la comunidad gay en la moda –la primera muestra que se hacía en un museo con esta mirada– fue ampliamente elogiada. "Lo que me interesa es hacer exposiciones temáticas donde tomas dos campos diferentes y los cruzas", dice. "Creo que ahí pueden saltar chispas".

¿Cómo definirías el alto lujo de hoy? ¿Se está produciendo una revalorización de lo hecho a mano?

Teóricamente de eso se trata la couture: prendas hechas a mano. Ahora en París hay mucha demi-couture, que es ropa hecha con una sola prueba en lugar de varias pruebas con la clienta. Y, como los precios de las prendas listas para ponerse se han disparado, no hay mucha diferencia entre ambos formatos. Pero creo que mucho de lo que la gente asocia con lujo es una imagen. Es muy difícil hacer un negocio de lujo a partir de prendas artesanales a pequeña escala. Lo que tenemos, en cambio, son grandes casas que mantienen viva la tradición de lo hecho a mano: Chanel tiene al tipo que fabrica plumas exquisitas. En ese sentido sí, lo hecho a mano llega a la altísima costura. Pero en términos de diseñadores, lo hecho a mano no necesariamente tiene prestigio para la mayoría de la gente, porque no hay un paso creativo importante. Por lo general están copiando algo que ya se ha hecho.

"El Fast Fashion tiene dos caras. No tienes que pagar cinco mil dólares por un vestido: puedes pagar 59 dólares por una copia barata. Pero está hecha por trabajadores mal pagados. Entonces empiezas a pensar que esta no es una alternativa viable a largo plazo".

¿Cómo evalúas lo que está sucediendo con la moda latinoamericana?

He estado en Brasil, en Chile, en Colombia y en México. Ciertamente hay diseñadores haciendo cosas interesantes, pero les cuesta mucho convertirlo en un negocio viable. No hay una industria produciendo looks y vendiéndolos a compradores: no ha despegado de la forma en que yo hubiera esperado, especialmente Brasil. En un momento realmente pensé que estaba despegando y pensé en hacer una exhibición sobre diseñadores emergentes brasileños, pero finalmente no estaban emergiendo lo suficiente como para hacer que la muestra fuera efectiva.

Respecto del fast fashion. ¿No es bueno que la moda se democratice?

El fast fashion tiene dos caras. Es cierto que democratiza las tendencias, porque no tienes que pagar cinco mil dólares por un vestido de Yves Saint Laurent: puedes pagar 59 dólares por una copia barata. Pero está hecha por trabajadores mal pagados, y cuando ves que un trabajador en Camboya gana 80 dólares al mes, empiezas a pensar que esta no es una alternativa viable a largo plazo.

Debiera haber un término medio.

¡Absolutamente! ¡Falta cubrir un terreno enorme entre ambos extremos! Está comenzando el movimiento hacia el slow fashion, tal como hubo un movimiento contrario a la comida rápida. Si no puedes comprar el pañuelo Hermès, lo puedes hacer tú mismo o encontrar un pequeño diseñador local que esté haciendo algo original. O puedes decir: este año me voy a comprar solo dos cosas en lugar de cincuenta. Esto implica un cambio de actitud fundamental.

*TRES LIBROS IMPRESCINDIBLES

SHOE OBSESSION (2013): explora la fascinación del mundo occidental por los zapatos extravagantes, en particular los de tacos altos. Una combinación de análisis, fotografía y reseñas de modelos de diseñadores como Manolo Blahnik, Pierre Hardy y Christian Louboutin. Desde US$ 32 en Amazon.

THE CORSET: A CULTURAL HISTORY (2001): Valerie Steele condensa sus 20 años de estudio de este objeto tan controversial, a la vez erótico y opresivo, que las mujeres usaron por cuatro siglos. Fue elegido entre los mejores libros del año por el diario Toronto Globe and Mail. Desde US$19 en Amazon.

FETISH: FASHION, SEX & POWER (1997): Steele ha dedicado buena parte de su carrera a investigar la relación entre moda y sexualidad. En este libro analiza pornografía, sicología e historia, e incluye entrevistas a personas que practican todo tipo de fetiches, para explicar cómo los cambios en la actitud hacia el sexo y el género han producido el fenómeno de la moda fetiche. Desde US$19 en Amazon.

*LA REVISTA

En 1997 Valerie Steele fundó la revista Fashion Theory: The Journal of Dress, Body and Culture, donde se desempeña como editora. Fue la primera publicación académica dedicada a la investigación de temas de moda con artículos revisados por pares, tal como se hace en las revistas científicas. Todas las ediciones están disponibles en la sección académica del sitio bloomsbury.com/uk, donde se pueden comprar números específicos (desde 18 libras cada uno) o suscribirse a la revista para acceder a todos los contenidos desde que se empezó a publicar (desde 56 libras al año).

Más sobre:Valerie SteeleDirectora del Museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York

Piensa sin límites. Accede a todo el contenido

Nuevo Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE

Servicios