Las lectoras preguntan: ¿Cómo apoyar a mi hija o hijo durante la reapertura del colegio?




LA PREGUNTA

“Recuerdo que en marzo del año pasado, cuando suspendieron las clases presenciales por la pandemia, lo más difícil fue que me hija se acostumbrara a las clases online. Fue todo un tema porque le costaba concentrarse y extrañaba a sus amigos. Pero después de un año en esto, y un gran trabajo de parte de ella y de nosotros como padres, tenemos que volver a la presencialidad. Y partimos nuevamente de cero. Todo lo que en un principio le costó, ahora es lo que la hace sentir segura, y por tanto ya no quiere volver al colegio y me pide seguir en clases a distancia”.

Sofía (38)

LA RESPUESTA

“Durante la pandemia muchas personas han comprobado cómo su vida familiar se alteraba debido a los confinamientos, el cierre de las escuelas y el trabajo a distancia. Numerosas familias han tenido que pasar mucho tiempo juntas en casa, sorteando una situación que generaba estrés e inseguridad. Muchos niños se han acostumbrado a que su padre, su madre o su cuidador estuviera a su lado a cualquier hora del día. Algunos niños solamente conocen este tipo de situación. Y aunque las circunstancias varían mucho según el lugar en el que vivas, si tu familia se está preparando par realizar un cambio en los hábitos diarios debido a la reapertura de las guarderías, las escuelas y las oficinas, a continuación te ofrecemos algunos consejos para facilitar la adaptación de tu hijo”. Con este texto comienza un artículo publicado en el sitio web de Unicef, con consejos para guiar a los hijos e hijas en la transición de la vida familiar a la escuela bajo las restricciones del Covid-19.

En el mismo texto hablan de la ansiedad por separación. “Entre los síntomas cabe destacar el llanto y un mayor apego cuando se produce una separación –aunque sea por poco tiempo– o cuando el niño o niña se enfrenta a situaciones nuevas. Esto ocurre sobre todo entre los 6 meses y los 3 años, y es una etapa común del desarrollo. Sin embargo, el estrés y la incertidumbre generados por la pandemia han llevado a que, en ocasiones, estos comportamientos también se hayan observado en niños de mayor edad”.

Jennifer Conejero es psicóloga infantojuvenil de Clínica Santa María. Agrega que “si bien la mayoría de los niños y niñas desean volver al colegio para ver a sus pares, nos hemos encontrado con algunos casos en los que manifiestan ansiedad. Esto puede responder a una pérdida de autonomía producto la pandemia, generando temor a tener que enfrentar los desafíos solos y solas”. Explica también que este tiempo ha provocado en muchos niños y niñas un distanciamiento de sus pares, lo que puede desencadenar angustia e incertidumbre frente al restablecimiento de las relaciones sociales que implica la vuelta a clases.

En este contexto la profesional destaca que es importante considerar que cada niño y niña es diferente y que por tanto, no es bueno presionarlos o exponerlos de golpe al colegio; lo aconsejable es que el regreso sea paulatino, haciendo ajustes dependiendo las causas por las que no quieren asistir al colegio. “Por ejemplo, los niños y niñas con ansiedad de separación, podrían ir un par de horas en la semana, acompañados de uno de sus padres o cuidador de confianza –por supuesto, manteniendo las normas de salud–, por un rato y así ir disminuyendo de a poco la presencia del adulto. En el caso de aquellos que son más apegados a las rutinas, hay que prepararlos con anticipación, enseñarles sus nuevos horarios y días de asistencia, reforzarlo en la semana en casa y en el colegio, de manera tal que se pueda estructurar y dar un poco de orden a las actividades”, detalla Conejero.

En el artículo de la Unicef proponen algunos puntos como: escucharles, es decir tomar en serio sus preocupaciones y hablar con ellas y ellos sobre sus inquietudes; ayudarles a prepararse, conociendo las nuevas normas de vuelta a clases y repasándolas con las niñas y niños; mantener la calma, ya que están pendientes todo el tiempo del comportamiento de los adultos y perciben el nerviosismo, lo que no les permite sentirse seguros; y por último, aconsejan preparar un plan de despedida positivo que incluya avisarles cuando los vamos a dejar y nos vamos a ir, explicarles de forma clara y breve por qué nos vamos y los dejamos ahí, recordarles que volveremos por ellas y ellos, y no mostrar dudas al marcharnos.

¿Cómo puedo comprobar cómo le va a mi hijo sin agobiarle?

Sobre este punto, Unicef recomienza mostrarnos activos pero tranquilos. “Los niños y niñas suelen inspirarse en las emociones de los adultos más importantes de su vida, por lo que es importante que escuches sus preocupaciones, que le hables con amabilidad y que le tranquilices. Debes tener en cuenta que sus emociones pueden cambiar y tienes que decirle que se trata de una situación normal”, dice el artículo. Y concluye: “En cuanto a la forma de comprobar cómo se encuentra tu hijo o hija, depende en gran medida de él o ella. Si es reservado, puedes preguntarle “¿Cómo estás?”. Otros niños y niñas pueden ser más directos a la hora de revelar sus sentimientos. Tú eres quien mejor conoce a tu hijo o hija, y lo más importante es llevar a cabo estas conversaciones con un sentimiento de compasión y de comprensión”.

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