Los estereotipos y prejuicios en Gran Hermano hacia las personas mayores




“¿Cómo se te ocurre participar, vieja ridícula, con el pelo morado?”.

Así reaccionó el marido de Mónica Ramos (77), la concursante de mayor edad en participar jamás en Gran Hermano, al enterarse de que su esposa sería una de los 18 integrantes del reality show. Mónica no se dejó asustar. Tampoco cambió el color de su pelo. Con su actitud enérgica y jovial, ya se había enfrentado antes a prejuicios relacionados con su edad.

Las cosas en la llamada “casa más famosa del mundo” fueron bien al principio. Los participantes empezaban a conocerse y Mónica se ganó la simpatía de varios compañeros. Eso duró poco, hasta que los concursantes tuvieron que racionar la comida después de una fallida prueba de compras en el supermercado.

Con el hambre llegaron los conflictos. Uno de los concursantes, Jorge Aldoney (27), alzó la voz para expresar su aparente preocupación frente a los animadores, Diana Bolocco y Julio César Rodríguez. “Esta no es una situación para una persona de la tercera edad, se lo digo de corazón y mirándola a los ojos”, dijo Aldoney hablándole a Mónica, pero incluyendo también en su denuncia a Francisco Arenas (61), el segundo participante de mayor edad en el programa.

Mónica le agradeció la preocupación, pero afirmó que ella se sentía bien, que estaba contenta y disfrutando de la experiencia en la casa. Los animadores también llamaron a la calma: la producción estaba al tanto y pendiente de la salud de todos los participantes, sobre todo de las personas mayores. De nada sirvió: Jorge mantuvo su postura en los siguientes días: “Esta no es una casa para adultos mayores”, “Las pruebas no están hechas para mayores”.

Edadismo en vivo y en directo

Los comentarios de Jorge son un ejemplo de cómo las personas mayores sufren a diario estereotipos, prejuicios y discriminación por el resto de la sociedad. Es común que las personas tengan una imagen negativa de la vejez, asociándola a deterioro, improductividad y vulnerabilidad. Esto se refleja en las cifras.

Según un estudio elaborado por la Universidad Católica, al menos un 18% de los chilenos y chilenas ven a las personas mayores como una carga para la sociedad, siendo uno de los países que más acepta este tipo de prejuicios.

“Lo que estamos viendo en este programa da cuenta de la mirada edadista que tenemos como sociedad”, explica Sara Caro, académica de Trabajo Social de la Universidad Católica e investigadora del Observatorio del Envejecimiento.

El “edadismo” es un término que se utiliza para englobar los prejuicios que surgen cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas por atributos que puedan generar situaciones injustas, daños y desventajas. Según un informe de Naciones Unidas, las actitudes edadistas empobrecen la salud física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida.

“Llama mucho la atención esa naturalización de que por ser viejo hay cosas que se pueden hacer y otras que no. También que el resto de la sociedad pueda decidir por las personas mayores y sobre todo, hacer juicios como por ejemplo si este programa es adecuado o no para una persona de esa edad”, dice Caro.

Estos discursos, explica la experta, están muy a menudo camuflados en un tono de preocupación, pero también pueden ser genuinos. “A simple vista puede no sonar como discriminación, o no sonar como un trato hostil porque busca disfrazarse de benevolencia”, dice. “Como todos los prejuicios, estos operan en un nivel muy inconsciente”.

Empatía, temple y sabiduría: las fortalezas de la competidora

Con el pasar de los días el tono de Jorge fue cambiando. No solo dijo que seguiría votando por Mónica en las rondas de eliminación, sino también que ella podría convertirse en una “carga” para los integrantes de la casa. El actual Míster Chile se respaldó en que ella se había restado de algunas pruebas por su problema de diabetes e hipertensión.

Mónica notó esa tensión y decidió acercarse a Jorge para hablar. Se encontró con una respuesta brutalmente honesta. “¿Qué pasa si el día de mañana nosotros perdemos porque usted no puede hacer la prueba? Todos vamos a perder. Todos. Usted se va a exponer a que tengamos la mitad del presupuesto y nos caguemos de hambre”, le dijo. “Todos estamos en la misma lucha”, le contestó Mónica muy afectada. “Yo no he dicho que no voy a hacer pruebas, voy a intentarlo. Como le dije a Gran Hermano, yo voy a intentar todo lo que esté de mi parte. Por algo estoy aquí, por algo estoy demostrando a las personas de mi edad que sí se pueden mantener”, agregó.

Esta escena no pasó desapercibida para uno de los panelistas que analiza el programa junto a los animadores cada noche. Nicolás Quesille, periodista y productor de alguno de los realities más emblemáticos de la televisión chilena, aseguró sentirse, por primera vez, angustiado frente a algo que estaba presenciando en un programa de estas características. “Esto está evidenciando algo muy profundo. Ojalá no refleje lo que los jóvenes piensan de los adultos mayores”, dijo en vivo.

El productor explicó a Paula que en estos tipos de programas como Gran Hermano, se mide la popularidad y la capacidad de representación de los concursantes, no sus habilidades físicas. “La gente está mirando esta experiencia y ve quienes los representan mejor”, dice. “Desde ese punto de vista Mónica representa una porción de la sociedad –que estadísticamente es la mitad de los telespectadores– que mira el programa por televisión abierta. Muchísima gente vio su sabiduría, su tranquilidad y capacidad de escuchar”, agrega.

Quesille puntualiza que es totalmente válido que un competidor le asegure a otra persona que votará por ella, sin importar los motivos. “Es parte del juego”, dice. El problema en este caso fue la actitud de Jorge para dar sus argumentos. “No gritó, ni usó malas palabras. Es un tema de hacer sentir a aquellos que tienen más edad como sobrantes, hacerlos sentir como que ya no están dentro del juego del mundo de los jóvenes”, añade. “Nos enseña muchísimo a cómo entender nosotros a las personas mayores. Tenemos que saber cómo conversar con ellos, tenemos que saber escucharlos. A él le faltó la necesaria empatía para entender que la persona que estaba al frente se sentía discriminada”.

“Esto evidencia algo muy profundo. Ojalá no refleje lo que los jóvenes piensan de los adultos mayores”.

Las palabras de Jorge tuvieron un efecto en Mónica, quien entró al confesionario para expresar las dudas de su participación en el reality. “Me hizo reflexionar cuando pensé: ‘¿Qué diablos estoy haciendo aquí?’, compitiendo con la juventud”, dijo. Pero más tarde, confirmó su felicidad de estar ahí. “Nunca, con la edad que tengo, pensé en tener este regalo de conocer una parte tan hermosa, rodeada de jóvenes”, concluyó.

También entregó un mensaje clave: “Les enseñaría a escuchar, porque no saben hacerlo. Y también les enseñaría a tolerar”, dijo.

Un país que envejece

Chile y el mundo envejecen aceleradamente. Las cifras superan incluso todos los pronósticos: Para el 2050, las personas mayores de 60 años llegarán a ser un 32% de la población de nuestro país, frente al 20% actual. El crecimiento va a la par con el ritmo mundial que muestra que a mediados de siglo, el porcentaje de mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11 al 22%, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

Es fundamental pensar una sociedad para todas las edades en donde estos prejuicios sean cada vez más lejanos, dice Caro. “Es muy importante que nos abramos a vivir en una sociedad que en términos etarios es diversa. Necesitamos ir generando espacios intergeneracionales, que permitan el diálogo y el intercambio”, asegura.

Para eso, es fundamental empezar a tratar a las personas mayores con dignidad y respeto. “Como bien dice Mónica, nos falta a las generaciones más jóvenes poder escuchar a los otros, poder tener diferencias de opinión y poder compartir sin importar la edad que tengamos”.

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