Nuestras lectoras preguntan: ¿Puede haber amor sin apetito sexual?

Las inquietudes que surgen en torno a la sexualidad suelen ser infinitas; sin embargo, muchas veces son omitidas por miedo a que se trate de una excepción. En Paula quisimos conversar sobre estos temas abiertamente y darles un espacio a ustedes, nuestras lectoras, para que puedan plantear sus dudas y los expertos ayuden a resolverlas.




LA PREGUNTA

Llevo 17 años casada y de verdad que nunca me he cuestionado mi matrimonio. Soy inmensamente feliz con mi marido, tenemos una familia muy linda y con él no solamente me siento segura, tranquila y contenta, con él lo paso bien, me siento bien y quiero que pasemos el resto de la vida juntos. A pesar de esto, llevo un tiempo sin sentir apetito sexual. Ni por él ni por otra persona. No es que mire o piense en otro hombre y me den ganas de tener sexo, es más bien un tema mio. Por eso es que quiero saber, ¿puede haber amor de pareja sin tener apetito sexual?

Valentina, (48 años)

LA RESPUESTA

“Contrario a lo que se puede pensar, el amor por la pareja y el deseo por ella no siempre van de la mano. Si pudiésemos graficar una relación de una forma simple, veríamos que está integrada por tres pilares: el emocional, el sexual y el mental, tres aspectos que en ocasiones pueden desvalancearce sin eso significar necesariamente que la relación o el amor mueran”, explica la psicóloga Natalia Castillo (@psicologiaenrelaciones.es).

La profesional agrega que lo natural es pensar que cuando se deja de desear a la pareja o, de lo contrario alguna de las dos partes se siente no deseado o deseada, se pone en cuestión la esencia del vínculo, ya que básicamente lo que diferencia a los amigos de los amantes es el deseo. “Sin embargo, el deseo como tal posee dos vertientes; una biológica, que es activada por el atractivo físico y la novedad; y una amorosa, activada por el amor, los sentimientos y los cuidados”, dice la experta para explicar entonces que naturalmente con la convivencia no es raro que se vaya perdiendo la novedad y el misterio, al mismo tiempo que se gana complicidad y con ello, las parejas se sienten más libres, incluso para no tener que desear.

Y aunque lo anterior explica por qué se va diluyendo el deseo, lo cierto es que no significa que esté del todo bien. Aquí es cuando hay que preguntarse si uno se puede o no permitir no tener deseo. “Y la respuesta es no”, aclara Natalia Castillo. Y es que según dice, si eres una persona que tiene pareja, convives con ella y además cuentas con buena salud, debieras desear practicar el sexo. “Es importante hacer una segunda mirada y abrirse a la posibilidad de que quizás la falta de deseo deriva de algo de nosotros y no necesariamente del otro. Cosas como la baja autoestima, vergüenza, o algún trauma que con el tiempo se ha ido acentuando, podrían estar incidiendo en esta baja de apetito sexual. Pero si no logramos visualizar ninguno de estos componentes, quizás la causa vaya derivando de la rutina y falta de novedad”, dice.

“No es novedad que cuando estamos en una relación larga todo es más predecible con la pareja. Hay ciertos guiones de cómo se va a dar un encuentro, hay total disponibilidad del otro y cierta falta de “laboriosidad” por complacer que hacen que el encuentro sexual pierda atractivo. Si a esto sumamos el estrés habitual, las conflictos que toda pareja atraviesa, ciertos desequilibrios domésticos que se puedan dar por diferentes motivos -incluso que se puedan haber acrecentado con la pandemia y con una vida mucho más puertas adentro-, y sobre todo una estrategia equivocada para incitar e invitar al otro, pueden llevar fácilmente a que el deseo desaparezca aun cuando sintamos amor, asegura Castillo.

Para que eso no pase lo más importante es la comunicación. “Puede sonar a un cliché, pero si somos capaces de comunicar nuestros deseos, expectativas y temores con el encuentro sexual, la situación se puede revertir de una forma más fácil y rápida de lo que pensamos”, concluye.

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